Lavado de manos, desinfección de la piel, higienización de los catéteres… No son medidas complejas, y han cambiado el curso de la historia.
Ya en 1999 el Instituto de Medicina de Estados Unidos dejó claro que, como decía el título de la célebre publicación, errar es humano. Pero en un ámbito como el sanitario esos errores pueden tener consecuencias fatales: en el libro quedaba claro que entre 44.000 y 98.000 personas morían al año en Estados Unidos por errores médicos, cifras muy superiores a las muertes causadas por el alzhéimer, las drogas o los accidentes de tráfico. Pero lo escandaloso no eran las cifras, sino el hecho de que una gran mayoría de esos errores -y otros también graves aunque no terminaran en exitus- eran evitables. Y para hacerlo, además, no era necesario complicarse demasiado la vida.