El tercer proyecto ‘Zero’ de Semicyuc se centra en el control de las bacterias multirresistentes, un problema de salud pública que no deja de crecer.
Las resistencias microbianas causan entre 3.000 y 4.000 muertes anuales en España, el doble que los accidentes de tráfico. Y subiendo: las estimaciones apuntan a que en 2050 serán la primera causa de mortalidad global. La colonización por bacterias multirresistentes (BMR) es especialmente preocupante entre los pacientes más frágiles; así, hace poco más de dos años, cerca de la mitad de las infecciones se adquirían en un entorno sanitario que, lejos de ser seguro, suponía un peligro potencial para los pacientes: las unidades de cuidados intensivos (UCI).
Por ello, en 2014 la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), junto con la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), se pusieron manos a la obra para que pudiera ver la luz el tercer proyecto Zero, tras Bacteriemia y Neumonía.
“El propósito fundamental de Resistencia Zero es reducir la adquisición de microorganismos multirresistentes en UCI, una preocupación que ya era creciente tanto a nivel nacional como global”, explica José Garnacho, jefe de Sección de la Unidad Clínica de Cuidados Intensivos del Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla, y coordinador del proyecto.
El objetivo principal (hoy conseguido) que se fijó fue reducir en un 25% la tasa de bacterias o microorganismos multirresistentes adquiridos dentro de la UCI, basándose en la vigilancia epidemiológica proporcionada por el Registro Nacional de Infecciones Nosocomiales (Envin), iniciado en 1994. De acuerdo con los datos disponibles, “aproximadamente el 50% de los pacientes ingresados en UCI ya presentaban colonización o infección por microorganismos multirresistentes al momento de su ingreso, mientras que el resto adquiere estas infecciones durante su estancia hospitalaria”.
El proyecto se fundamenta en la implementación de un paquete de diez medidas basadas en la literatura científica vigente. “Estas medidas se difundieron a través de un programa de formación continua que involucró a múltiples profesionales de la salud, incluyendo médicos intensivistas, enfermería y personal técnico”. Asimismo, se pusieron en marcha actividades formativas que incluían un módulo en línea “que sigue siendo actualizado y adaptado según las necesidades del entorno clínico”.
- Búsqueda activa de BMR al ingreso y semanalmente durante la estancia.
- Al ingreso, comprobar factores de riesgo de BMR. Si posible portador: iniciar precauciones de contacto y cultivos de vigilancia.
- Cumplir precauciones estándar y de contacto.
- Higiene diaria de pacientes infectados o colonizados con BMR con clorhexidina.
- Antibioterapia empírica frente a BMR solo en infecciones acompañadas de sepsis grave/shock séptico y alto riesgo de BMR.
Además, según Garnacho, “un desafío importante ha sido la sostenibilidad del proyecto, para lo cual se realizan encuentros periódicos con los principales actores, incluyendo reuniones anuales en el Ministerio de Sanidad para revisar los resultados y evaluar las tasas de infección”.
Actualización
En el año 2021, en el contexto de la pandemia, el proyecto fue reformulado para adaptarse a la nueva situación epidemiológica. “Esta actualización no solo se debía a la pandemia, sino también a los avances en microbiología y diagnóstico rápido de infecciones”. Entre los cambios, destacan la aparición de nuevos mecanismos de resistencia y la disponibilidad de tecnologías de diagnóstico molecular, “que permiten una identificación más rápida y precisa de los microorganismos resistentes”.
La actualización del proyecto ha involucrado una colaboración más estrecha con otros profesionales, incluidos microbiólogos, infectólogos y especialistas en prevención y control de infecciones. Además, “se ha fomentado la participación de enfermería en el diseño y ejecución del proyecto, dada su crucial implicación en la gestión de la prevención de infecciones en UCI”.
¿Qué pueden hacer las enfermeras para reducir la incidencia de infecciones por bacterias resistentes? Según explican Rosa García Díez y Mónica Vázquez Calatayud, coordinadoras de los proyectos Zero por parte de la Sociedad Española de Enfermería Intensiva y Unidades Coronarias (Seeiuc), “las enfermeras de las UCI pueden implementar una serie de intervenciones basadas en la evidencia científica que han demostrado ser efectivas para reducir la transmisión de BMR”.
De entre estas medidas, destaca “una higiene de manos rigurosa, la medida preventiva más efectiva para evitar la propagación de microorganismos multirresistentes”. Así, “cumplir con los cinco momentos clave de la higiene es esencial, y las enfermeras deben asegurarse de que todos los miembros del equipo de salud realicen la higiene de manos de manera adecuada y en los momentos adecuados”.
También las visitas
A esto se suma “garantizar el uso adecuado de equipos de protección personal, no solo entre el personal sanitario, sino también con los visitantes”. Además, como se ha visto en los anteriores proyectos Zero, “el uso de catéteres venosos centrales, sondas urinarias y la ventilación mecánica puede ser un factor de riesgo importante para infecciones nosocomiales, y las enfermeras deben aplicar protocolos estrictos de inserción y mantenimiento de estos dispositivos, además de realizar evaluaciones diarias para determinar si es necesario mantenerlos o no”.
Asimismo, contribuyen a la administración adecuada de los antibióticos y a “la monitorización de posibles efectos adversos y signos de infección persistente”.
En torno a 200 UCI de toda España participan ya en los proyectos Zero, lo que permite detectar “diferencias notables en los resultados obtenidos entre hospitales y regiones”, explica Garnacho. Estos resultados dispares se deben, a su juicio, “a factores estructurales, culturales y de manejo de los pacientes en los diferentes centros hospitalarios. Incluso dentro de un mismo hospital, es común encontrar variaciones en la epidemiología de las infecciones multirresistentes entre distintos edificios o unidades”, asegura.
Un problema global
Los expertos consultados consideran importante destacar que “el problema de los microorganismos multirresistentes no solo afecta a los pacientes que ingresan a la UCI, sino que también existe una población de pacientes crónicos que ya llegan colonizados con bacterias resistentes debido a su contacto frecuente con el sistema sanitario, como los pacientes en diálisis, oncológicos o inmunocomprometidos”, explica el intensivista. Además, la globalización y el aumento de los viajes internacionales también contribuyen a la diseminación de BMR.
Por ello, desde la Seeiuc se insta a “la revisión de protocolos, ámbito en el que las enfermeras especializadas en UCI han participado activamente para actualizar los protocolos de prevención y control de infecciones, asegurando que sean prácticos y adaptados a las necesidades reales de cada unidad”.
Y es que no hay que bajar la guardia. Por ello, “la formación continua y la educación son los pilares de Resistencia Zero”.
Hoy se cuenta además con herramientas renovadas como “sistemas de vigilancia electrónica para monitorear la higiene de manos y la simulación clínica para capacitar al personal en escenarios diversos”, tecnologías que, según García Díez y Vázquez Calatayud, “han sido clave en la reducción de infecciones”.
***Articulo publicado en Diario Médico el día 6 de abril de 2025.
