• La esteatosis pancreática (EP) es una entidad prevalente, se puede considerar el trastorno pancreático más común, pero hoy en día, existen importantes lagunas de conocimiento en su comprensión holística.
• Existe una falta de unificación y estandarización en su nomenclatura, métodos diagnósticos, umbrales específicos y pautas de seguimiento.
• El tratamiento se basa en adoptar medidas preventivas y corregir los factores de riesgo asociados, como realizar ejercicio de forma regular, llevar una dieta equilibrada y evitar el tabaquismo.
• Reconocer los riesgos asociados y las implicaciones clínicas a las que conlleva es fundamental y subraya la necesidad de esfuerzos colaborativos multidisciplinarios para consolidar el conocimiento sobre esta enfermedad y avanzar en el campo de la pancreatología.
16 de junio de 2025. La esteatosis pancreática (EP) es una entidad relativamente reciente y emergente que, pese a estar considerada como una entidad independiente y con características específicas que la distinguen de otras enfermedades, los mecanismos etiopatogénicos que conducen a su desarrollo, así como las complicaciones que supone a largo plazo están aún poco caracterizadas.
Este fue el punto principal que se trató en la ponencia “Esteatosis pancreática: desafíos actuales y perspectivas futuras”, de la Mesa SEPD / AESPANC que tuvo lugar durante la celebración del 84º Congreso de la SEPD, celebrado del 5 al 7 de junio en Bilbao, de la mano de la Dra. Cristina Verdejo, experta de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y especialista en aparato digestivo del Hospital Universitario Costa del Sol (Marbella, Málaga).
Uno de los mayores desafíos que enfrenta la comunidad médica en relación con esta condición es la falta de estandarización en los métodos diagnósticos, en los criterios de valores de corte, y en las pautas de seguimiento establecidas. «La esteatosis pancreática es una condición que, pese a su creciente prevalencia, no cuenta aún con una definición clara y consensuada a nivel internacional», señala la experta. «Existen diferencias terminológicas, y no está presente en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), por ejemplo”.
Es importante resaltar que es una entidad que ha desatado un creciente interés en los últimos años debido a que “conlleva una serie de implicaciones que contribuyen a causar o agravar procesos inflamatorios, metabólicos, neoplásicos e, incluso, cáncer de páncreas”. Entre estos procesos destacan la disfunción pancreática endocrina y exocrina, pancreatitis aguda, pancreatitis crónica, neoplasia pancreática o un mayor riesgo de fistula pancreática
postoperatoria (FPPO).
Actualmente, “existen herramientas invasivas y no invasivas para evaluar los depósitos de grasa intrapancreáticos”, de hecho, algunas con una alta precisión como son la resonancia magnética, la tomografía computarizada y la ecoendoscopia. Sin embargo, “la evaluación de los depósitos de grasa intrapancreática requiere de un método de examen estandarizado con valores de corte significativos y validados prospectivamente que, hoy en día, no tenemos”, confirma.
En este sentido, la evaluación de los depósitos de grasa intrapancreática podría convertirse en un futuro, por ejemplo, “como marcador temprano de la resistencia a la insulina e identificar a pacientes con riesgo de diabetes que, actualmente, no son detectados por los enfoques convencionales”. Así como en personas que padecen síndrome metabólico, “este se puede tomar como marcador pronóstico de insuficiencia pancreática exocrina, de complicaciones postoperatorias como la FPPO, de pancreatitis crónica y/o de cáncer de páncreas”.
Además, actualmente no existen directrices de consenso para su tratamiento. La investigación sobre la eficacia de fármacos está limitada a estudios preclínicos y clínicos a pequeña escala y se necesita investigación clínica más fiable para explorar y validar su eficacia. Actualmente, las modificaciones en el estilo de vida, como la adopción de una dieta equilibrada, el ejercicio regular y el abandono del hábito tabáquico, son fundamentales para la gestión de la enfermedad. «El tratamiento de la EP se centra en la prevención, controlando los factores de riesgo y adoptando un enfoque integral», destaca la especialista.
Perspectivas futuras de la Esteatosis pancreática (EP)
Todo esto pone de manifiesto la falta aún de conocimiento profundo y de consenso que existe en torno a esta condición, desde su definición, hasta su causa u origen, pasando por la falta de estandarización en los métodos diagnósticos y en las pautas de seguimiento y tratamiento.
De cara al futuro, se espera que la investigación sobre la esteatosis pancreática “avance
considerablemente, con estudios prospectivos que profundicen en su comprensión y en la
identificación de mecanismos etiopatogénicos aún poco claros”, declara la experta.
“La estandarización de métodos diagnósticos y la definición de criterios de corte clínicos serán esenciales para mejorar la precisión en el diagnóstico y el manejo de esta entidad” y se prevé el desarrollo de pautas clínicas que permitan una caracterización integral de los depósitos de grasa intrapancreática, lo que facilitaría su integración en el tratamiento rutinario, de manera similar a la evaluación de la grasa hepática.
Esteatosis pancreática (EP): concepto y tipos
Esta afección se ha descrito en la literatura con diversos términos, como “esteatosis
pancreática”, “páncreas graso”, “lipomatosis pancreática”, “infiltración grasa del páncreas”,
“enfermedad del páncreas graso no alcohólico” y “depósito de grasa intrapancreática”. El uso de estos diferentes términos refleja la diversidad y complejidad de la comprensión actual de esta afección.
Esta infiltración de tejido graso en las células del páncreas puede ser local, afectando solo a una parte del páncreas, o difusa afectando a la totalidad del órgano. En este sentido, la penetración difusa tiende a tener un mayor impacto sistémico y puede asociarse a complicaciones metabólicas y neoplásicas más graves, mientras que la penetración localizada puede estar vinculada a condiciones más específicas y focalizadas. Con esto, el grado de infiltración de grasa afecta considerablemente a las implicaciones clínicas que conllevan. Cuando se produce el reemplazo graso, se cree que ya es irreversible, debido a la muerte de las células acinares pancreáticas.
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