Investigadores de todo el mundo señalan cómo los alimentos ultraprocesados están desplazando a los alimentos frescos, empeorando la calidad de la dieta y asociándose con enfermedades crónicas. España es uno de los lugares donde más crece esta tendencia
Madrid
El consumo de alimentos ultraprocesados se ha disparado en nuestro país y supone ya casi un tercio de la ingesta calórica total de un español medio. Es la conclusión principales de la parte española de un estudio internacional que ha reunido a 43 expertos internacionales en salud pública y nutrición en The Lancet, con datos de todo el planeta.
Desde España son coautoras Maira Bes-Rastrollo, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra y Renata Bertazzi Levy, actualmente integrante de la Unidad de Atención Primaria de Salamanca (APISAL).
La investigación internacional advierte de que la expansión global de estos productos, elaborados con ingredientes baratos -como aceites hidrogenados, aislados proteicos o jarabes de glucosa o fructosa- y aditivos cosméticos -como colorantes, aromatizantes, edulcorantes artificiales o emulsionantes- «está deteriorando la calidad de la dieta, desplazando a los alimentos frescos y aumentando el riesgo de múltiples enfermedades crónicas».
España, entre los países con mayor crecimiento
El consumo de ultraprocesados ha pasado del 11% al 32% en 30 años. Los datos recopilados en la serie confirman que en España la contribución de los ultraprocesados al total calórico se ha triplicado y esta tendencia alarma a la comunidad científica.
«La evidencia certifica que los ultraprocesados están modificando nuestra forma de alimentarnos y afectando a la salud de la población», dice Maira Bes-Rastrollo, catedrática de la Universidad de Navarra. El estudio recalca la necesidad de recuperar la dieta mediterránea tradicional como referente de salud pública.
Renata Bertazzi Levy, investigadora del Instituto de Pesquisa de São Paulo y actualmente vinculada a la Universidad de Salamanca, coincide en el diagnóstico y señala que la transformación de las dietas es ya visible en España y en todo el mundo: «El avance de los ultraprocesados está deteriorando las culturas alimentarias tradicionales y contribuyendo al aumento de las enfermedades crónicas».
Obesidad, diabetes o mortalidad prematura
El grupo de artículos publicados en The Lancet revisan más de cien estudios con población de países de todo el mundo y la conclusión es clara: las dietas ricas en ultraprocesados se asocian sistemáticamente con peores resultados de salud: mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, alteraciones de la microbiota intestinal y oral, depresión y aumentos en las tasas de mortalidad prematura.
Bes-Rastrollo lideró desde Navarra uno de los primeros estudios mundiales que identificó los efectos perjudiciales de estos productos. Bertazzi Levy trabaja en la relación entre los ultraprocesados con la salud de la microbiota desde Salamanca. Su misión ahora mismo es comprender qué mecanismos vinculan estos productos con las enfermedades crónicas.
Llamamiento a los gobiernos
El metaanálisis de The Lancet propone un paquete de políticas publicas muy claras:
- Un «etiquetado frontal obligatorio» que identifique claramente los alimentos como ultraprocesados.
- Restricciones a la publicidad, especialmente la dirigida a menores y en entornos digitales.
- Retirada de ultraprocesados de comedores escolares, hospitales y otras instituciones públicas.
- Limitación de su presencia en supermercados y regulación del espacio comercial dedicado.
- Impuestos selectivos destinados a mejorar el acceso a alimentos frescos en hogares vulnerables.
España, un país históricamente asociado a un patrón alimentario saludable, necesita actuar con rapidez. “Reducir la exposición de la población a los ultraprocesados requiere medidas coordinadas que vayan más allá de la elección individual”, advierten las dos autoras desde España. …
