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50 años de los CRGs

Estos días se cumple medio siglo desde que se pusieron en marcha las antiguas Compañías de Reserva General (CRG) de la extinguida Policía Armada. Hoy conocidas, como UIPs de la Policía Nacional.

Desde entonces ha llovido mucho, y la Policía se ha ido adaptando a la sociedad española y su continua transformación social, política y económica.

Desde que el 15 de diciembre de 1969 se puso en marcha la 1ª CRG con base en Logroño, todos los que de una manera directa (como en mi caso personal) o indirectamente estamos vinculados al actual Cuerpo de Policía Nacional, nos tenemos que sentir tremendamente orgullosos de estas unidades. Las cifras hablan por sí solas.

Estas unidades tuvieron un recorrido de 20 años, y en este tiempo su currículum es impresionante: 7 medallas de oro al mérito policial, 30 cruces al mérito policial con distintivo rojo, y 60 con distintivo blanco, 240 galones de mérito, y más de 5.500 felicitaciones públicas… y lo peor, 30 agentes fallecieron en actos de servicio.

En resumen, el trabajo de los ‘veteranos’ es impresionante e imprescindible. Toda una hoja de ruta para las siguientes ‘generaciones policiales’.

Y en medio de esta euforia, también sufrieren en sus carnes, e incluso lo sufrimos las familias, los desprecios de ciertos sectores de la sociedad, los insultos, y hasta ataques personales… y fue entonces, cuando después de atesorar grandes dosis de paciencia, restablecían el orden público en las calles eran objeto de más insultos y peores atropellos verbales de toda clase y condición. Pero pocas personas se daban cuenta que cuando “intervenían” en la calle era por dos motivos: bien porque recibían una orden de la superioridad, o bien porque el nivel de ataque físico y verbal en la calle era tan grave y de tal magnitud que ya se superaba todos los límites existentes, y el jefe de la unidad tomaba sus propias decisiones para preservar su seguridad y la de los agentes a su mando.

Medio siglo sirviendo a España y a los españoles. Medio siglo restableciendo el orden público, dando protección a nuestras más altas autoridades, prestando servicio en todo tipo de eventos… en resumen, medio siglo caminando al lado de la sociedad española.

Las CRGs, hoy denominadas UIP son una de las unidades más emblemáticas de la actual Policia Nacional. Un espejo en el que se miran otras unidades, perfectamente adiestradas y coordinadas con otros cuerpos policiales españoles y de otros países, y, sobre todo, unos grandes profesionales de la seguridad y mejores seres humanos, cuyo objetivo es siempre el mismo: preservar la seguridad de los españoles, de todos -sin exclusiones-, cumplir defender, y hacer cumplir la Constitución.

Aquellos veteranos de 1969 y los que les siguieron marcaron una perfecta y nítida hoja de ruta, y se partieron el cobre en la calle y pelearon “a pecho descubierto” en unos años cuando menos difíciles.

Son todo un ejemplo y un orgullo para todas las promociones posteriores, y evidentemente, para todos los españoles.

Y hablo como español, pero también como hijo de alguien que consagró su vida a la extinguida Policía Armada, y entre sus múltiples destinos fruto de sucesivos ascensos estuvo destinado en la CRG de Miranda de Ebro.

Personalmente, es un orgullo ser hijo de alguien que formase parte de ese equipo que marcó toda una época y marcó, a través de la experiencia diaria, el rumbo de lo que sería décadas posteriores el devenir de las actuales UIP. Él, hoy, desde el cielo, estoy seguro que ya habrá contado alguna de sus experiencias de aquella época,:y estará muy orgulloso de su pertenencia a “su” Policía Armada.

Pero su paso por la CRG de Miranda fue un punto de inflexión en su vida personal y profesional. Desde allí fue destinado a San Sebastián. Allí vivió en directo cómo unos compañeros volaron por los aires víctimas de ETA y consecuencia de aquello él salvó su vida. Aquel atentado cambió su vida y su carácter para el resto de sus días. Afortunadamente, cuando el maldito cáncer ya le había puesto fecha de caducidad, me consta que se reconcilió con la vida, con el mundo y hasta con quienes habían acabo con la vida de sus compañeros en su cara sin que él pudiera hacer absolutamente nada, salvo intentar salvar su propia vida.

Gracias veteranos de las CRGs por tanto tiempo dedicado a España y a los españoles sin pedir nada a cambio, sacrificando lo más preciado que puede llegar a tener el hombre: su propia familia.

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