Conmemoramos el cuarenta y dos cumpleaños de nuestra Carta Magna, de nuestra Constitución, de ese texto que une a todos los españoles desde Cataluña a Galicia, desde el País Vasco a las Islas Canarias.
Pero hoy es una conmemoración especial. Ha sido un año más que difícil por esta cruel y devastadora pandemia del Covid que ha dejado miles de fallecidos, miles de afectados, y cientos y cientos de miles de afectos en las diferentes aristas que nos muestra a diario esta epidemia. Sin embargo a esta situación tan caótica, hay que añadir un hecho inusual, desatinado, mezquino, y cruel haya dónde los haya. Recientemente se acaban de aprobar los Presupuestos Generales del Estados cuya tramitación está en el Senado. Y el Gobierno no ha tenido escrúpulo alguno ni pudor para apuntalarlos con el apoyo de aquellas fuerzas políticas cuyo objetivo prioritario es precisamente es volar por los aires el consenso y el abrazo que se dieron los padres constituyentes para dar paso a la Constitución que nos abocara a los mejores años de paz, progreso, libertades, y democracia que jamás vivió España en el último siglo.
¿Dónde quedó la decencia del PSOE para afianzarse en la poltrona de La Moncloa y de los ni se sabe cuántos ministerios? ¿Tan pronto se les ha olvidado el dolor de las víctimas de ETA y la fragmentación social, económica, y política vivida en Cataluña en el año 2017? ¿Dónde está el PSOE que fue capaz de consensuar con todas las fuerzas políticas del Congreso de los Diputados la abdicación a la Corona de España de S.M. don Juan Carlos I y la proclamación al Trono de S.M., don Felipe VI en la normalidad democrática más ejemplar?
Es absolutamente indecente la actitud del actual Gobierno, que les ha importado muy poco la más reciente Historia de España para llevar de compañeros de viaje a la banda que tienen, despreciando todo y a todos los que no piensan como ellos.
Hoy es el día para reivindicar la figura de hombres imprescindibles como Gabriel Cisneros, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, José Pedro Pérez-Llorca, Gregorio Peces-Barba, Jordi Solé Tura, o Miguel Roca… Pero también es el día de reivindicar el papel que jugaron los arquitectos de nuestra Constitución: S.M. don Juan Carlos I y Adolfo Suárez. Sin su proyecto institucional y su legado político, hoy los españoles no disfrutaríamos –a pesar de la Covid19-, del estado del bienestar que disfrutamos.
Todo gracias a la Constitución de 1978, y al impecable trabajo de sus padres que supieron aparcar sus posicionamientos políticos para pensar en el bien común y en el futuro de España. Eran tiempos convulsos como ahora. Pero con una notable diferencia. Entonces teníamos políticos decentes que nos les importaba renunciar a lo propio en favor de la colectividad. Ahora prefieren hundir a la colectividad con tal de mantener su despacho, su secretaria, su coche oficial y su escolta. Vergüenza, si la tuvieran, tendría que darles. A los españoles nos produce asco, porque se les llena la boca con la palabra “Constitución”, y en realidad la están abandonando. De palabra y de obra.
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