Vi ayer en un programa de televisión a Mariano Barbacid, y escucharle es todo un bálsamo a la esperanza, al optimismo, pero también al realismo más crudo.
Mariano Barbacid ha sido muchas cosas, pero si por algo destaca es por una carrera fulgurante para ganar la carrera al cáncer y para encontrar respuestas a través de la investigación y de la ciencia. Y ayer precisamente fue rotundo y claro y pidió que confiaba que de esta pandemia los políticos sacarán la conclusión que la inversión en ciencia y en investigación hay que aumentarla. Una verdad absoluta y rotunda. Pero lo dijo sin inmutarse y sin levantar la voz. Al contrario, de forma cordial y amable.
Y no le faltaba razón al bioquímico madrileño porque la apuesta global por la ciencia y la investigación es necesaria. Imprescindible más bien. Lo he dicho infinidad de veces, y me reitero. La investigación, la ciencia es la única respuesta que les queda a los enfermos crónicos cuando la industria farmacéutica ya no ofrece respuestas válidas. Por eso como país tenemos que dar un paso contundente hacía adelante en favor de la investigación y de la ciencia. La pandemia de la #Covid19 nos ha dejado al descubierto nuestras carencias, que no podemos permitirnos el lujo de mantener vivas mucho tiempo.
Investigación y ciencia tienen que ir inexorablemente de la mano de la tecnología. Un país que apuesta por la ciencia y la investigación, es un país tecnológicamente robusto y con un túpido manto de profesionales cualificados que trabajan por sus ciudadanos y sus necesidades.
España es un país rico en grupos de investigación que hacen un gran esfuerzo por sacar adelante sus proyectos con unos recursos ridiculizan. Creo que ha llegado el momento de que nos olvidemos de fobias, filias, y siglas y pensemos en global, especialmente cómo podemos lograr un país mejor. Ya lo dijo Fleming: «El investigador sufre las decepciones, los largos meses pasados en una dirección equivocada, los fracasos. Pero los fracasos son también útiles, porque bien analizados, pueden conducir al éxito. Y para el investigador no existe alegría comparable a la de un descubrimiento, por pequeño que sea».
Por eso es tan imprescindible la investigación, porque aunque sea a pequeños pasos hay que recorrer ei camino cuánto antes. La sociedad no puede esperar. Los enfermos crónicos menos todavía.
