La opinión pública y los ciudadanos en general están acostumbrados a leer entrevistas en prensa de cargos políticos e institucionales en dónde se enarbola el escudo tan manoseado del «…y tú más». No suelen comunicar en positivo, ni suelen transmitir esperanza en un futuro mejor. Se calzan casco y escudo y se lanzan al ring en busca de la contienda, aun a sabiendas de que los votantes están más que hartitos de estas artes. En un momento como el actual, en medio de una pandemia mundial de consecuencias estratosféricas a nivel de salud y sanitario, pero también en el plano socio económico y geo político, el individuo busca en su gestor soluciones, y no polarización, respuestas y no gresca. Ayer en el asturiano diario El Comercio se publicaba la primera entrevista que concedía Cristina Villanueva, recientemente nombrada Secretaria General del Partido Popular de Gijón. Una entrevista en la que ella afirmaba que podía aportar al partido «ilusión, ganas y mucha frescura». Estos elementos resultan absolutamente imprescindibles hoy día para que cualquier formación política pueda atraer público, nuevos militantes y gestionar sus políticas desde la transversalidad, la transparencia, la honradez y la buena gestión.
Cristina es una mujer joven, trabajadora, honrada, con valores, comprometida. Como muchas mujeres que hoy están vinculadas a la política española, que, además, compagina su actividad como número dos del partido en Gijón, con otras facetas tanto o más importantes como es la de su papel como madre, esposa y la de economista. Compaginar todo esto en un día, de entrada, ya imaginamos que le exigirá dar más vueltas que al cubo de Rubik. Por tanto, sobran motivos para felicitarla.
Hoy día cualquier empresa, cualquier asociación, cualquier partido político debe sustentarse sobre varios pilares fundamentales, estratégicamente unidos, que son los que le ofrecen credibilidad hacía el exterior. Una comunicación transversal y transparente de todos los pasos internos y externos ofrece respeto, credibilidad y confianza. La comunicación es esencial para hacer llegar el mensaje en positivo. Esto, si lo acompañamos de honradez, humildad, y sobre todo, ausencia total de radicalismo, dejando arrinconado el ventilador, cualquier organización tiene muchas opciones de triunfar. El público está harto ya de tonterías, de mentiras, de traiciones, de dimes y diretes sólo para mantener a buen recaudo los intereses personales. Como dice un ilustre de Gijón, «las personas no pueden estar en las sillas sólo para calentar el asiento». Como diría mi madre, éste es el pan nuestro de cada día de muchas entidades, de otras organizaciones y asociaciones, y ya no digamos de la vida política.
Sin embargo, esto no está en el ADN de Cristina Villanueva. Ni tampoco de su Presidente, Pablo González. La moderación, el diálogo, y la escucha atenta son elementos esenciales a la hora de hacer política, y de entender qué se puede y se debe mejorar en este Gijón tan devaluado bajo la bandera de «o conmigo o en contra de mí». Para ella, y para su Presidente, los gijoneses están en el centro de sus políticas. Y es como debe ser, porque un partido político debe tener en el centro de su estrategia política el bienestar de sus ciudadanos, aunque algunos no lo vean así.
La política ha cambiado. Igual que ha cambiado la sociedad. Atrás quedaron esas artríticas teorías que convertían los partidos en bunker herméticos en dónde nadie sabía que se hacía de puertas adentro ni nadie conocía quienes ocupaban puestos de responsabilidad en sus órganos de gobierno. Eso afortunadamente ya es historia. Hoy, los partidos deben ser totalmente transparentes a toda la sociedad, y sus órganos de gobierno deben ser visibles en todos los sectores y estratos sociales. No en vano, un partido político se nutre de la sociedad, de los militantes que los sustentan en su base. Por eso debe ser transversal, abierto, dinámico, y, como muy bien señala la propia Secretaria General de los populares gijoneses, ‘fresco’. La sociedad obliga a hacer política más dinámica, más pegada a la calle. Como bien dice Cristina Villanueva, “gastando suela de zapato”. Hay que estar junto a los ciudadanos, junto a los autónomos, juntos a los mayores, junto a los crónicos, tan abandonados a su suerte o verdad, a pesar de ser un colectivo de alto riego… hay que hacer política pegados a la sociedad. Es la única forma de conocer in situ la realidad de la sociedad, los problemas del día a días de forma cercana, dejando en el baúl la imagen del político tomando decisiones a golpe de despacho al margen de la calle. Eso ya no vale. Eso ya es historia. Eso huele a naftalina.
La entrevista que concedió ayer Cristina Villanueva es una declaración de intenciones de una mujer joven, comprometida con la política, cuyo objetivo no es otro que un Gijón mejor para ella y para sus hijos. Ella es la representación de muchas otras mujeres que, por cierto, no tienen que demostrar su identidad cada 8 de marzo. Lo hacen 365 días al año. Ella es el claro ejemplo de un ejército de mujeres, y también de hombres, que desde sus atalayas respectivas están comprometidas diariamente por una sociedad más moderna y más eficaz. Seguro que ejemplos como el de ella los habrá en todos los partidos políticos. Pero el Partido Popular de Gijón es privilegiado. Tiene un intangible. Su Secretaria General. Un valor en alza.
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