sanidad

Las enfermeras de Urgencias y Emergencias

Fotografía; @YouTubeEspanol

Leí una columna de opinión de Jorge Andrada, Presidente del Colegio de Enfermería de Madrid en la cual, de nuevo volvía a reivindicar la Enfermería de Urgencias y Emergencias como un reconocimiento profesional, elevándolo al rango de especialización. Esta reivindicación no es nueva. De hecho, hace ya muchísimos años le escuche a mi madre –de profesión enfermera durante casi cuatro décadas de su vida- preguntarse por qué la enfermería de urgencias no era una especialidad en sí misma. Era la década de los ochenta y noventa del siglo XX. Por tanto, esto es una reivindicación ya antigua y que no es ningún capricho de los profesionales del sector ni de los colegios oficiales.

Fotografía: @redaccionmedica

De hecho, cuando Carolina Darias tomó la cartera de Ministra de Sanidad, muchos agentes del sector sanitarios ya pusieron sobre la mesa esta cuestión como una cuestión prioritaria, urgente, y de vital trascendencia tanto para los profesionales como para los pacientes. Cuestión que, por otro lado, su antecesor. Salvador Illá ni siquiera se había preocupado.

Como perfectamente señala el propio Andrada en su artículo publicado ayer en Redacción Médica, esta reivindicación profesional pasa por poner en valor el papel imprescindible que desarrolla este colectivo. La responsabilidad que demuestra,  y no exclusivamente en su compromiso profesional adaptándose día a día a los avances en ciencia, salud, tecnología y cuidados. También, en la atención de calidad, con responsabilidad, autonomía, autoridad y liderazgo, que prestan a diario a los usuarios de la sanidad universal, quienes sí reconocen los cuidados que prestan nuestros profesionales.

Por esta razón llama aún más la atención si cabe que este reconocimiento, esta profesionalidad y esta valía sean reconocidos más por la ciudadanía, por los propios usuarios, que por los propios gestores. Gestores, en muchas ocasiones, inexpertos, inoperantes, y, sobre todo, actuantes a golpe de ocurrencia política y no de escucha atenta al sector profesional de su ámbito competencial.

Fotografía: El Mira

Bien es cierto que el trabajo que ejercen las enfermeras –y enfermeros- de los servicios de Urgencias y Emergencias no es baladí. Y no se aprende durante la carrera. Estamos frente a un área de especialización de la disciplina enfermera que requiere un desarrollo y reconocimiento, en los cuales hay que destacar habitualmente estándares de calidad y precisión que se exhiben a diario con extrema meticulosidad y no poca dedicación. En este contexto, el personal de enfermería de Urgencias y Emergencias se enfrenta a diario a la toma de decisiones rápidas, y ultrarrápidas, muy versátiles, en dónde entran en juego técnicas de muy alta precisión porque, en muchas ocasiones, de estas decisiones depende la vida de un ser humano. Por eso, la eficacia, la profesionalidad, la rapidez son los signos de identidad de este colectivo.

Y bajo de estos parámetros aún se entiende menos que no se reconozca esta especialidad. No tiene ningún sentido. Y ningún argumento que ‘nos vendan’ será justificable.

Fotografía: @elimparcialcom

La pandemia de la Covid ha dejado latente la importancia de contar con unos servicios sanitarios robustos, bien dotados desde un punto de vista humano. También desde un punto de vista material, económico y formativo. En un Estado de Derecho, como España, la sanidad pública y universal, es uno de sus buques insignia. No da lugar a discusión. Ni tendría que entrar en el debate político. Menos en el argumentario económico o profesional.

Esta pandemia también nos está dando otra lección. Una sanidad, que en su base tenga unos profesionales de Urgencias y Emergencias, suficientemente adaptados desde todas las ópticas –profesional, formativa, económica, material- será un escudo más potente y menos lesivo frente a situaciones como la Covid-19. Dicho de otro modo, si nuestros sanitarios están suficientemente preparados desde todos los planos, ello beneficiará en la atención al paciente en el día a día. También en situaciones excepcionales como la actual.

En muchos sectores sanitarios  sigue sin entenderse cómo todavía a estas alturas de la película se sigue debatiendo sobre la necesidad de elevar la práctica de Urgencia y Emergencia a categoría de especialidad enfermera. También los colectivos de pacientes están estupefactos ante esta discriminación.  Esta situación debería ser una realidad hace años. Como muy acertadamente señala el propio Andrada, «una actuación a tiempo acorta estancias y mejora el pronóstico». Por eso, por su especialización, y ser la primera línea frente al paciente igual que la Atención Primaria, las enfermeras –y enfermeros- de los Servicios de Urgencias y Emergencias deberían estar reconocidos en su especialidad. Lo demás es marear la perdiz sin sentido, y una discriminación absoluta.

Visitas: 1

Deja un comentario