He dicho muchas veces a través de este portal, y en otros muchos foros, que la principal función de cualquier cargo institucional pasa por la ejemplaridad. Un concejal, un diputado, un senador, un alcalde, un presidente de una diputación, un ministro, un presidente autonómico deben ser ejemplares en todas y cada una de sus actuaciones públicas y privadas.
Y deben serlo porque se ostenta el cargo siempre, no sólo de puertas adentro del partido o del despacho institucional. Por eso cuando se ostenta un cargo público hay que tener especial cuidado no sólo en cumplir la norma al máximo, sino que nuestro entorno también la cumpla. Es nuestra obligación como representantes públicos, seamos del partido que seamos. Esta norma nos afecta a todos, aunque algunos no lo vean.
Este fin de semana, esta norma tampoco la vio Luis María Aparcero, que se ha divertido de lo lindo. Aparcero es el Alcalde de Chipiona, que este fin de semana lo han pillado con el carrito del helado, y a continuación justifica lo injustificable, y él mismo se ‘automulta’. Todos los ingredientes para que Berlanga haga una película.
El edil chipionero ha bailado, ha reído, ha disfrutado, y ha abrazado hasta reventar sin mascarillas y sin distancias de seguridad. Todo en un chiringuito de una playa gaditana, dando a entender que la pandemia ya era historia. Craso error. Es evidente que cuando te pillan, y el video se hace viral en redes social, ¿a ver como justificas ante tu corporación, ante tus vecinos y ante tu partido semejante pillada, especialmente cuando el video circula por redes sociales a la velocidad de la luz?
Lógicamente, el baile no está permitido porque los locales de ocio nocturno todavía no tienen autorización `para abrir pero “como yo lo valgo”, en Chipiona, si se puede hacer de todo.
La fatiga pandémica es una realidad, y la relajación en las medidas ha provocado un efecto rebote en la población. Pero nuestros representantes institucionales, como digo, sion los primeros que tienen que dar ejemplo.
Pero la película no acaba aquí. El alcalde aún lo ha enredado más, y en una pirueta al más puro estilo equilibrista de circo, envía un video a los medios de comunicación en el que pide perdón por su comportamiento, y dice que se ha puesto en contacto con el jefe de la policía local para que lo sancione. Segunda parte de la película de Belanga.
¿Alguien se cree que el jefe de la policial local va a sancionar a su alcalde, a su jefe más directo? Queda más que evidente que Aparcero se cree que es el amo de Chipiona, su cortijo. Desde hoy Chipiona está lleno de chapapote y de mugre. Lo sensato es que Luis María Aparcero hubiera dimitido de inmediato. Hubiera sido lo decente, lo ético, lo normal. El resto es indecencia. Justificar lo que no tiene justificación.
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