El pasado viernes, el edificio gijonés de la antigua Escuela de Comercio acogió la presentación de un libro singular, tanto por su contenido como por su continente. «RRetos HHumanos. Tiempos de pandemia» (Editorial Kolima) es un libro escrito desde un prisma literario pero con la visión de la empresa; que es lo mismo que decir que estamos ante un libro escrito desde los ojos de la vida misma. Once directivos y su asesor literario se han sumergido en el mar literario para plasmar, a través de otros tantos relatos, situaciones reales de la vida desde el reflejo de la empresa.
La presentación fue innovadora, transgresora de principio a fin, fresca, motivadora, emotiva, y, sobre todo, ágil. Los protagonistas fueron muy hábiles al juntar todos los ingredientes que debe tener un buen acto. Los batieron y lograron el objetivo primero y último: mantener viva la atención de los invitados y que el evento no se perpetúe en el tiempo. Ello, unido a la naturalidad de Covi Sánchez, presidenta de la Asociación de Escritores Noveles, que presentaba el acto, envolvió la escenografía en una diadema de sobriedad y atrevimiento, de realidad y meticulosidad, que pocas veces se vislumbra en el sector literario.
En medio de esta explosión de sabores y colores, hubo también un momento para la emoción. Como bien dice mi amigo Gerardo Correas, Presidente de la Organización Internacional de Ceremonial y Protocolo y de la Escuela Internacional de Protocolo, «un evento tiene que emocionar y comunicar». De lo contrario, «habremos perdido el tiempo y los recursos». La presentación del viernes no sólo emocionó y comunicó, sino que dejó un muy buen sabor de boca por los motivos ya expuestos, y otros muchos.
Me reitero. Hubo un momento para la emoción. No estaban todos los que eran. Faltaba Juan Antonio Esteban, director de Recursos Humanos de ALSA. Falleció de cáncer el pasado día 28 de agosto, y no llegó a ver este libro editado. Su relato es un homenaje a su mujer, Lourdes Dorronzoro, fallecida en 2020 tras luchar contra esa misma enfermedad. Muchas veces la vida es cruelmente caprichosa, y destroza familias, como en este caso. Pero Juan Antonio Esteban estuvo el viernes en la Escuela de Comercio. Además de la fotografía que presidía la mesa de presidencia (eso es cuidar los detalles de un evento), el presidente de su empresa, Jacobo Cosmen Menéndez-Castañedo acompañado de otros directivos de la empresa de viajeros por carreteras acudió, e intervino en el acto, homenajeando a su directivo.
Pero si el acto fue maravilloso en cualquiera de sus planos, el libro no se queda atrás. Doce directivos, doce relatos, doce historias de vida no es fácil combinar este triunvirato. Como bien decían en tono irónico, la disciplina castrense de Manuel Pozo se encargó del resto. Y de esa disciplina, de esas ganas de contar historias de vida desde los ojos de un directivo, vieron la luz doce magníficos relatos. Unos textos que nos hablan de la España de 2034, del paso de la vida laboral a la jubilación, de los retos sociales de la pandemia de la Covid-19, de los reencuentro con el pasado, de la discapacidad, del cáncer, del miedo escénico, de la búsqueda de empleo a partir de los 50, del voluntariado con gente mayor, del divorcio, de la adaptación de las nuevas tecnologías a los mayores… Con un prologuista de lujo: Antonio Garrigues Walker. Con estos ingredientes nada podía salir mal.
Lo mejor del libro, además del mensaje implícito de cada relato que es para saborear despacio, como se saborean los buenos platos de la variada gastronomía asturiana, es el mensaje implícito y explicito que extraes en cada conversación hablando ‘en las distancias cortas’ con cada uno de los autores. En definitiva, te tropiezas con directivos que, con una habilidad asombrosa, son capaces de ir cambiándose de ropa a la velocidad de la luz. Tan pronto te hablan desde su experiencia empresarial y directiva, como te dan una opinión acerca de su experiencia literaria. Eso no sólo enriquece la conversación y anuda la amistad, sino que te da diferentes perspectivas sociales, empresariales, económicas o políticas en las que merece la pena detenerse.
Esta aventura literaria no puede acabar aquí. Tienen mucho más que aportar como directivos. El mundo de la empresa necesita mentes despejadas, personas con ideas claras como las de ellos. Pero también es necesario, en un plano literario, dar visibilidad, a estas nuevas voces narrativas que, desde su doble vertiente, tienen tanto que aportar al sector del libro. Y, sobre todo, darán tanto que hablar por la riqueza de sus textos, y por lo que transmiten.
No cabe duda que la calidad literaria es absolutamente necesaria para que un texto ‘sea redondo’. Pero si a eso le añadimos una visión profesional desacomplejada, objetiva, seria y rigurosa, el éxito está asegurado. Es lo que ha conseguido ‘Manuel Pozo y su ejército’ con este libro. Pero el viernes, cuando terminó la presentación nos quedamos con ganas de un nuevo libro. Sería justo y necesario.
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