Ayer, con motivo del Día de la Atención Primaria, publique un artículo en este mismo espacio acerca del coste de los servicios sanitarios en las diferentes comunidades autónomas, Se titulaba «Hablando de costes sanitarios en el Día de la Atención Primaria». En el mismo también hablaba de la necesidad que tenemos de cuidar nuestro sistema sanitario y a nuestros profesionales de la salud. Resulta imprescindible cuidar y atender sus necesidades profesionales, económicas y materiales. Es el único camino de lograr un sistema sanitario férreo, serio, equilibrado y, sobre todo eficaz.
Al hilo de todo esto, el pasado día 7 el portal sanitario Redacción Médica publicaba un articulo importante sobre la salud del sistema sanitario.
Si ayer hablaba de que es obligación de todos cuidar nuestra atención primaria como primera línea de contención del sistema de salud, hoy es obligatorio cómo se encuentra ese sistema de salud. Especialmente después de la pandemia de la Covid-19.
Es una verdad incontestable que la pandemia marcó un antes y un después en la salud de los españoles y en el Sistema Nacional de Salud (SNS). Pero también ha dejado secuelas importantes en diferentes ámbitos: acumulación de enfermedades crónicas o malos indicadores de salud mental son dos claros ejemplos.
Sin embargo, desde la profesión se comparte una visión del propio Sistema Nacional de Salud. Defienden la necesidad de cambiar cuanto antes el ‘statu quo’ del sistema sanitario para evitar un deterioro generalizado e incluso irreversible.
Es sobradamente conocido que el SNS es la ‘joya de la Corona’. La pandemia no sólo lo ha resquebrajado de arriba abajo. Tanto al propio Sistema como a los profesionales, lo ha colocado al borde del precipio. Y éste es un lujo que la sociedad española y el Estado del Bienestar no puede permitirse.
Julián Pérez-Villacastín es el Presidente de la Sociedad Española de Cardiología. A este respecto ha manifestado que lo lógico es pensar que sí se ha empeorado la salud tras la pandemia, principalmente por dos motivos. El coronavirus ha dejado grandes secuelas, como es el covid persistente. También es lógico pensar que la atención prestada de forma casi heroica a todas las personas con coronavirus fue en detrimento de otros pacientes crónicos que necesitaban ayuda. Estos dos motivos han confluido y repercutido negativamente en la salud de la nación.
Para este afamado cardiólogo, el SNS, es una institución sanitaria excelente. Por esta razón, «en vez de ver los puntos de vista negativos, se debe aprovechar las circunstancias del coronavirus para reorientar al sistema. Se debe ser optimista y llevar iniciativas a cabo. No puede ser que pasemos por épocas de crisis sin tomar medidas, que acaban generando un deterioro generalizado y probablemente irreversible. La estructura de España a nivel sanitario tiene muchos elementos positivos y son relativamente fáciles de reorientar».
Para el doctor Pérez-Villacastín, urge aprovechar el escenario sanitario que dejó la pandemia como una oportunidad a la hora de modificar el ‘statu quo’ del SNS. Asume que las mejoras son fáciles pero considera que hay que tener valentía política para llevarlas a cabo. En sentido, urge reorientar todo el sistema hacía la salud, y no hacía la enfermedad. El primer paso es la prevención. Es una estrategia prioritaria; los cimientos de muchas medidas posteriores.
Carlos Almonacid es el vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ). A pesar de que formula una tesis similar a la de Pérez-Villacastín, considera que la pandemia no ha empeorado las cosas. «Sí hubo una gran cantidad de patologías no atendidas, y eso provocó un retraso de diagnósticos a nivel de enfermedades cardiovasculares y oncológicas. En la diferentes comunidades se han tratado estas situaciones en función de sus recursos de la mejor manera posible».
Para el neumólogo, la pandemia supuso una prueba de fuego. Especialmente para la especialidad, con el desarrollo de las Unidades de Cuidados Respiratorios Intermedios (UCRI) y una mejora en los protocolos de atención a los pacientes. Considera que el SNS tiene que reforzarse, mejorar sus vías de actuación y ser más eficiente. De esta manera se consolidará la parte tecnológica y humana, además de aportar buena parte del material de apoyo al tratamiento.
Otro de los pilares que urge reforzar son las plantillas de los hospitales. Siguen siendo muy ajustadas y con una sobrecarga de trabajo muy complicada. De superar cuando ya están en el límite del cien por cien.
Por su parte, la especialidad de Medicina de Familia pone el foco en los enfermos crónicos. Considera que el sector de pacientes que resultado más perjudicado. Carlos Bastida es el Presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) en Galicia. Recientemente a este respecto ha manifestado que el enfermo crónico ha sufrido un deterioro. Eso es innegable. Para él se ha llegado hasta aquí porque la red sanitaria no ha sabido dar respuesta ni atender adecuadamente a las necesidades de los pacientes crónicos. Por tanto, estamos ante una carencia grave que hay resolver antes que las costuras sean mayores.
Paralelamente a esto, el primer nivel asistencial ha sufrido un deterioro absoluto en su intento de ofrecer una atención óptima a todas las personas en general y a los pacientes crónicos en particular.
«El esfuerzo de la Atención Primaria para atender a los pacientes crónicos y tenerlos al día periódicamente ha sido muy grande y no ha sido reconocido ni por la sociedad ni por el sistema», critica Bastida. «Sobre todo ha sido la Atención Primaria la que ha salido mal parada», subraya Vicente Martín, vocal de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), a lo que añade que el primer nivel asistencial ya venía años atrás “pidiendo” recursos y personal. La situación ahora es la que es. Con lo cual, la capacidad de dar respuesta a todos estos problemas es menor, explica el propio doctor Martin.
Desde SEMERGEN también se pone el foco en otro aspecto que cada preocupa más: la salud mental. Con el confinamiento se comprobó cómo los indicadores de salud mental empeoraron.
Por eso desde las distintas sociedades de medicina de familia urgen a resolver estas carencias por la vía de urgencia. Es el momento de impulsar medidas que resuelvan todos estos problemas de manera eficaz, con profesionalidad, y rigor. Siempre poniendo a los pacientes en el centro de cualquier medida.
Coinciden SEMG y SEMERGEN en el hecho de que no ven preparado al país para enfrentarse a esta situación. Pero SEMERGEN va aún más allá con el órdago. Conscientes de que las medidas no son fáciles de implementar y de que se trata de ampliar recursos y reorganizar el sistema, piden un gran Pacto de Estado por la Sanidad. Piden un impulso político y que se den cuenta de la gravedad de la situación, de la necesidad de recursos, y por lo tanto, de hacer un plan para poder enfrentar a todo lo que la pandemia nos ha hecho perder y nos ha dejado atrás.
Bastida, por su parte, pide que se legisle en materia sanitaria. Pero también hace un llamamiento en cuanto a la importancia que tiene para la población la prevención de las enfermedades. Ello supone mejores tratamientos, y mejor calidad de vida de la población.
Es la base para estas sociedades médicas. Consideran que debería de serlo también para la clase política.
Xosé Bustelo es el presidente de la Federación de Sociedades Españolas de Oncología (Feseo). No considera que España tenga una peor salud tras la pandemia. Pero comparte la tesis de SEMG y Semergen en relación a las debilidades que sigue manteniendo el SNS: «Durante la pandemia en el cáncer hubo retrasos sustanciales en cribados y nuevos diagnósticos. A medio largo plazo habrá un aumento en el número de casos, y por lo demás, seguimos con problemas crónicos del sistema habituales, como es la poca financiación y falta de personal».
Una de sus principales preocupaciones es que, pese a haber superado una situación compleja a nivel sanitario, no se está haciendo nada para afrontar una nueva pandemia que no sea Covid-19. No se ha cambiado la práctica sanitaria ni se han establecido stocks de material para evitar la escasez que se produjo al inicio de la pandemia.
Como se deduce de estos análisis, nuestro sistema sanitario sufre graves carencias. Estamos a las puertas de unas elecciones municipales y autonómicas. Los gobiernos que salgan de las urnas tendrán que enfrentarse a esta situación. Cuando los profesionales sanitarios dan la voz de alarma tiene su argumento suficientemente fundado para que se les atienda con la urgencia debida. No esperemos la llegada de otro tsunami parecido a la pandemia de la Covid-19. Nos volveremos a encontrar con unos profesionales sumamente eficaces y comprometidos. Pero con un sistema agrietado y roto en mil pedazos. ¿Qué haremos entonces? Pongamos remedio ahora. Es el momento.
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