El cáncer de riñón ocupa el tercer lugar en frecuencia en los tumores urológicos. Representa el 3% de todos los tumores del organismo. Como regla general aparece entre los 50 y los 70 años, aunque también se puede presentar a cualquier edad. Resulta mucho más frecuentes entre hombres que en mujeres.
El carcinoma de células renales es el tipo de cáncer del riñón más común. Representa más del 90% de los tumores malignos del riñón. Aproximadamente, el 80% de las personas con carcinoma de células renales tiene un carcinoma de células claras.

La mayoría de estos tumores se diagnostican en etapas tempranas, y pueden lograr la curación.
Actualmente, la mayoría de los tumores renales se diagnostican en el transcurso de una revisión médica rutinaria, cuando el tumor todavía no ha provocado ningún síntoma.
Inicialmente el cáncer de riñón puede no producir síntomas. En ocasiones se manifiesta de la siguiente manera:
- Presencia de sangre en la orina (orina sanguinolenta). Esta pérdida de sangre puede originar anemia.
- Aparición de un bulto en el abdomen.
- Dolor en zona lumbar.
- Pérdida de peso, falta de apetito, cansancio generalizado.
Estos síntomas no son exclusivos del cáncer de riñón, sino que se pueden dar en enfermedades benignas, por ejemplo en cálculos renales o en infecciones del tracto urinario. No obstante en el caso de tener alguno de estos síntomas debes consultar a tu médico.
Los factores implicados en aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de riñón son:
- Sexo: los hombres tienen un riesgo mayor de padecer cáncer de riñón que las mujeres.
- El tabaco se asocia a un riesgo dos veces mayor de padecer cáncer de riñón.
- El consumo crónico de determinados analgésicos se asocia también a un mayor riesgo.
- La obesidad también es un factor de riesgo.
- La exposición al cadmio y al asbesto.
Algunas enfermedades genéticas muy poco frecuentes también predisponen a la aparición de cáncer de riñón. Por ejemplo la enfermedad de Von Hippel-Lindau es un síndrome genético en el que hay alteraciones de los vasos sanguíneos, y que se asocia al cáncer de riñón. La esclerosis tuberosa es una enfermedad genética que condiciona la formación de masas anormales en algunas células del cuerpo. Los principales órganos afectados por esas masas son el cerebro, la retina, la piel, los riñones, el corazón y los pulmones.

Para lograr un diagnóstico del cáncer de riñón, lógicamente, en una primera instancia, se debe realizar una historia clínica detallada con una exploración física completa. Habitualmente ya se dispone de una prueba de imagen. Pero es necesario un TAC abdominal y torácico, así como unos análisis de sangre.
Con estos datos es frecuente que se pueda ofrecer un tratamiento para el tumor y no sea necesario más pruebas analíticas. Ocasionalmente, para poder planificar un tratamiento óptimo, sería necesario la realización de una Resonancia Magnética, un angioTAC o incluso un PET.
La biopsia de la masa renal sólo está aconsejada en algunos casos; especialmente en aquellos en los que pueda cambiar la conducta terapéutica.
La cirugía es el tratamiento estándar para los tumores localizados en el riñón. Así se logran tasas de curación superiores al 70%, incluso por encima del 90% en los tumores pequeños. Existen varios tipos de cirugía según el tamaño tumoral, pero, siempre que técnica y oncológicamente sea posible, se procura extirpar sólo el tumor, preservando el resto del riñón.
La llegada a la cirugía del robot Da Vinci, junto a los últimos avances en cirugía, afortunadamente permiten conservar riñones en situaciones técnicamente complejas que, con otras técnicas, sería más complicado lograr.

Según la American Society of Clinical Oncology, en el año 2022 se diagnosticó este tumor a alrededor de ochenta mil personas en los Estados Unidos. A nivel mundial fueron diagnosticadas más de cuatrocientas mil personas.
En los Estados Unidos, el cáncer de riñón es el sexto tipo de cáncer más frecuente en los hombres. Es el noveno tipo de cáncer más frecuente en las mujeres. La edad promedio al momento del diagnóstico es 64 años y la mayoría de las personas están diagnosticadas entre 65 y 74 años. El cáncer de riñón rara vez se encuentra en personas menores de 45 años. Es más común en las personas negras y en las personas indígenas de Norteamérica.
El número de casos nuevos de cáncer de riñón ha ido aumentado durante varias décadas, aunque ese aumento se ha ralentizado en los últimos años. Entre 2009 y 2018, las tasas aumentaron alrededor de 1% cada año. Parte del aumento se debe a un aumento en el uso de pruebas de imagen en general. Las pruebas por imágenes pueden detectar tumores renales pequeños de forma inesperada cuando las pruebas se realizan por otra razón no relacionada con el cáncer.
En España, según la Sociedad Española de Oncología Médica, se detectan anualmente más de siete mil nuevos casos de cáncer renal. El pasado año 2020, se diagnosticaron alrededor de más de mil casos con respecto al año 2019.
Según manifestó, el doctor Javier Puente, oncólogo médico y director del Instituto de Oncología del Hospital Clínico San Carlos (Madrid), al tratarse de un cáncer asintomático en sus estadios iniciales el diagnóstico temprano puede ser difícil. Los primeros síntomas (dolor en la región lumbar, protuberancia en el costado o sangrado en la orina) empiezan a sucederse en fases más avanzadas. Para el oncólogo, suele diagnosticarse de manera repentina al realizar una prueba de imagen por otro motivo. La cuestión está en que la probabilidad de supervivencia a 5 años es del 95% en pacientes diagnosticados en estadio I y va descendiendo progresivamente a medida que el tumor es detectado en estadios más avanzados. De ahí la importancia de acudir al especialista, conocer los síntomas y los factores de riesgo para ayudarnos a prevenir esta enfermedad.

No obstante, como ha apuntado el oncólogo, los numerosos avances en el manejo de este tipo de cáncer abren la puerta a unos resultados muy alentadores. En este sentido, hace diez años apenas existían fármacos que aportasen valor a los pacientes que sufrieran esta enfermedad. Pero los nuevos avances han cambiado el paradigma del cáncer renal. «Se ha conseguido aumentar la supervivencia de los pacientes con estadios avanzados, reduciendo los efectos adversos que condicionan la calidad de vida de los pacientes y mejorando su calidad de vida» manifestó el oncológo.
Hoy, en el Dia del Cáncer de riñón se vuelve a poner sobre la mesa la importancia de la inversión en ciencia y en el propio sistema sanitario. Son la llave necesaria para una sanidad de calidad que pueda ampliar la vida de los pacientes que padecen enfermedades tumorales, como el cáncer de riñón.