
Las intoxicaciones alimentarias se producen a lo largo del año. Pero durante la época estival aumentan considerablemente. Conservar los alimentos adecuadamente o respetar la fecha de caducidad son algunas de las recomendaciones para evitar riesgos. En cualquier caso, desde la la Organización Colegial Veterinaria (OCV) recuerdan que el calor del verano favorece la proliferación de las bacterias patógenas. Por tanto, es fundamental conservar correctamente los alimentos. Así evitaremos intoxicaciones alimentarias.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 23 millones de personas enferman al año debido al consumo de alimentos contaminados. De ellas, cinco mil acaban falleciendo.
No obstante, España cuenta con un sistema de seguridad alimentaria regulado por la Unión Europea. Se sitúa entre los mejores del planeta. Pero los profesionales recuerdan la importancia de conservar bien los alimentos en el hogar para evitar complicaciones. Y esto último tiene una importancia vital para evitar problemas de salud.
Los veterinarios indican que la mayoría de las intoxicaciones alimenticias son producidas por una mala refrigeración de los alimentos. Las carnes y pescados deben conservarse en frío a menos de 5 grados, mientras que el resto de alimentos puede rondar entre los 5 º y los 8 º.
En otro orden de cosas, recuerdan la importante necesidad de tener siempre presente la fecha de caducidad de los alimentos, teniendo en cuenta que se aplica a los productos cerrados. Cuando se abren, las condiciones de conservación y la fecha límite de consumo cambian.

También insisten en otras cuestiones no menores. Resulta de vital importancia evitar la ingesta de alimentos crudos o mal cocinados y de usar la misma tabla de cortar para evitar contaminaciones cruzadas. También es esencial la higiene de manos.
La profesora Amparo Gamero Lluna, colaboradora del máster universitario de Nutrición y Salud de la Universitat Oberta de Catalunya, ofrece otros consejos para una buena conservación de alimentos en el hogar. Así, indica que es fundamental conservar sin humedad los alimentos con un menor contenido en agua, como los cereales y derivados.
Los huevos, por su parte, no deben lavarse nunca, ya que las bacterias que se encuentran en la cáscara podrían pasar al interior del alimento.
En otro orden de cosas, hay que considerar que además de la refrigeración, la congelación es uno de los métodos más comunes y eficaces para conservar bien los alimentos. Pero debemos de tener en cuenta una serie de pautas y consejos imprescindibles para realizarlo correctamente.
Lo primero que se debe hacer es congelar lo más rápidamente posible. La doctora Gamero Lluna lo explica muy gráficamente: «Si se va a congelar un alimento, lo ideal es hacerlo nada más comprarlo o cocinarlo (nada más se enfríe), para que su carga microbiana sea lo más baja posible».
A su vez, hay que tener en cuenta también que los microorganismos o se eliminan de los alimentos mediante la congelación. Aunque bien es cierto que las bajas temperaturas detienen el crecimiento de los mismos. Si compramos un producto contaminado, éste lo seguirá estando al descongelarse.
Tengamos siempre en cuenta, además, que los alimentos congelados también cuentan con fecha de caducidad. Un envase dañado, o zonas con escarcha apelmazadas o blandas en nuestro producto pueden ser señales de que se ha estropeado y no debemos ingerirlo.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) del Ministerio de Consumo pone fecha de conservación a cada producto en el congelador:
- Frutas y verduras: Entre ocho y doce meses.
- Carne de vacuno, cerdo y cordero: Entre seis y doce meses.
- Carne de pollo: Entre nueve y doce meses.
- Carne picada: Entre tres y cuatro meses.
- Pescado blanco: Entre seis y ocho meses.
- Pescado azul: Un máximo de tres meses.
- Sopas y guisos: Entre dos y tres meses.

No cabe ninguna duda de que la congelación es un método seguro de conservación de los alimentos. Mantiene el aspecto y el valor nutritivo de los mismos. Se conservan, tanto los alimentos que se han comprado congelados, como los frescos que se congelan en casa.
En otro orden de cosas, también hay que considerar que los alimentos perecederos deben conservarse siempre en frío a temperatura entre 0-8 ºC. Estas son las temperaturas entre las que se encuentran las distintas zonas del refrigerador doméstico.
La mayoría de los alimentos perecederos se pueden conservar refrigerados hasta un máximo de cinco días. El pescado fresco y la carne picada se pueden conservar unos 2 días y los huevos frescos de 2 a 3 semanas.
Hay que colocar y guardar los alimentos debidamente tapados.
Los alimentos ya cocinados deben guardarse en recipientes con cierre hermético. Las latas de conservas, mermeladas, encurtidos y salsas pueden conservarse en sitios frescos y secos a temperatura ambiente durante un tiempo que vendrá especificado en la etiqueta de cada producto. No obstante, hay que tener en cuenta que una vez abiertos, hay que tratarlos como alimentos perecederos y conservarlos en el frigorífico, despues de cambiarlos a otro recipiente.
Los alimentos que gotean hay que colocarlos en un recipiente limpio y en la parte inferior del frigorífico para evitar que el goteo caiga sobre otro alimento.

Las frutas, verduras y hortalizas se deben colocar en la zona del frigorífico que menos enfríe, guardándolas fuera de las bolsas de plástico.
El tiempo de enfriado de los alimentos cocinados debe ser menor a dos horas. Después se deben almacenar en el frigorífico a temperaturas inferiores a 2 ºC.
No hay ninguna duda de que de una buena manipulación de alimentos y su posterior conservación, dependerá en buena medida nuestra salud. Especialmente la salud de la población más vulnerable: mayores, menores y personas con patologías asociadas. A través de estas líneas ha quedado demostrado que una cuidada conservación de alimentos es imprescindible siempre. En especial, ahora, en época estival.
(Fotografía de cabecera: Telva)
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