La enfermedad de Alzheimer es un trastorno del cerebro que empeora con el tiempo. La enfermedad de Alzheimer hace que el cerebro se encoja y que las neuronas cerebrales, a la larga, mueran. La enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia. Estamos ante un deterioro gradual en la memoria, el pensamiento, el comportamiento y las habilidades sociales. Estos cambios afectan la capacidad de funcionamiento de una persona. En Estados Unidos unos 6,5 millones de personas de 65 años o más viven con enfermedad de Alzheimer. Entre ellos, más del 70 % tiene 75 años o más. De los casi 55 millones de personas con demencia en todo el mundo, se estima que entre el 60 % y el 70 % tiene la enfermedad de Alzheimer. En España, alrededor de novecientas mil personas padecen esta enfermedad. El pasado jueves se celebró el Día Mundial del Alzheimer; una jornada para reconocer a este colectivo de pacientes y a sus cuidadores.
Como otras muchas enfermedades, estos pacientes necesitan un abanico de medicamentos que ralentice esta enfermedad y todos sus efectos colaterales. En los dos últimos años en Estados Unidos se han aprobado dos medicamentos. A pesar de que cuentan con una indicación terapéutica muy limitada, demuestran que investigando y trabajando en determinadas estrategias farmacológicas, el Alzheimer puede tener una solución. Se puede frenar la enfermedad. Estos dos medicamentos son anticuerpos monoclonales. Para que se entienda: hacen que nuestro sistema inmune ataque estas proteínas que se acumulan en el cerebro. Los ensayos clínicos han demostrado que funcionan. Que son capaces de frenar la enfermedad cuando la neurodegeneración aún no está muy avanzada. Aún hay que afinar mucho la estrategia, pero se va por buen camino.
La investigación del Alzheimer se encuentra en un momento histórico ha explicado Arcadi Navarro, director de la Fundación Pascual Maragall. «En un punto absolutamente mágico de cambio de paradigma. En los tres últimos años hemos empezado a ser capaces de detectar el Alzheimer con muchísima antelación, 15 o 20 años antes de que aparezcan sus síntomas clínicos. Ello abre mucho la ventana terapéutica, abrimos mucho la posibilidad de intervenir» ha declarado. En esta línea explicó que pronto seremos capaces de detectarlo en una analítica de sangre, analizando biomarcadores en el plasma. Será una prueba muy barata que se podrá incluir en las analíticas que hacemos cuando realizamos nuestros chequeos habituales. Igual que ahora nos mirarmos el colesterol o el azúcar en sangre a partir de una cierta edad, llegará un momento en que nos miraremos el Alzheimer.
Una prueba que se prevé que esté al alcance de todo en varios años. Y a este respecto el directo ha sido muy explicito: «Para que sea así deben pasar dos cosas, por un lado que se pueda hacer algo. Ahora mismo no hay ningún esfuerzo de llevar esta analítica (que ya es una realidad a nivel científico) al sistema público porque una vez detectado el peligro uno no puede dar ningún fármaco y entonces para qué. Y por otro lado, sería necesario avanzar en la investigación para definir cuáles biomarcadores son más eficaces y más baratos. Esto hay que investigarlo todavía porque hay una cuestión también de costes sociosanitario, pero llegará y pronto».
El pasado mes de julio publique una entrada en este espacio titulada: «La comunidad científica hace frente al alzheimer». Entonces escribí: «España ya es uno de los países del mundo con mayor proporción de enfermos de demencia entre las personas de más de 60 años. Y debido, principalmente, al aumento de la esperanza de vida y al envejecimiento progresivo de su población, el número de casos seguirá aumentando en los próximos años: se estima que en 2050 se duplicarán las cifras actuales.
Éstas son razones más que objetivas para que la comunidad científica, en colaboración con la iniciativa privada, busque respuestas para los pacientes. Y hoy la comunidad científica y los pacientes de alzheimer y sus familias están de enhorabuena.
La revista científica JAMA ha publicado los resultados de un ensayo clínico en fase 3 con el fármaco donanemab. Este estudio demuestra que a través de este medicamento ralentiza el deterioro cognitivo provocado por el alzhéimer en un 35% en comparación con placebo, en pacientes con niveles de la proteína tau en el cerebro de bajos a intermedios.
Donanemab es un anticuerpo monoclonal. Exactamente igual que el aducanumab (comercializado bajo el nombre de Adulehm) y lecanab (Lecembi). Estamos ante los otros dos fármacos cont sobran ra el alzheimer. Estos medicamentos atacan las placas cerebrales formadas por una proteína llamada amiloide. Alteran la función celular. Provocan la rápida propagación de otra proteína llamada tau. Tanto el amiloide como la tau contribuyen al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
En este ensayo clínico, donanemab los pacientes también llegaron a experimentar hasta un 40% menos de riesgo de pasar de deterioro cognitivo leve a demencia leve, o de demencia leve a moderada. Por término medio, la progresión de la enfermedad se ralentizó entre 4,4 y 7,5 meses a lo largo de 18 meses.
En un editorial anexo a este ensayo clínico, el director del Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer de la Universidad de California en San Francisco, Gil Rabinovici, ha destacado que con la llegada de este nuevo fármaco contra el Alzheimer se evidencia que se están produciendo avances en la lucha por frenar la enfermedad».
(Fotografía de cabecera: El Economista)
