La Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón da un paso adelante para ayudar a los pacientes con enfermedades renales. En esta línea, ha unido fuerzas con entidades de todo el mundo. Han dado luz verde a la Alianza Mundial de Pacientes para la Enfermedad Renal. Esta entidad nace con el objetivo de elevar la voz de los pacientes y abogar por políticas que mejoren el acceso a la detección y tratamiento temprano de la enfermedad renal crónica. Estamos ante una de las crisis de salud pública más desatendidas de nuestro tiempo. No cabe ninguna duda, que el objetivo es cuidar la salud renal de la población.
El director general de ALCER, Juan Carlos Mauro, ha explicado que como colectivo de organizaciones para la defensa de los pacientes que luchan por sistemas de salud que mejoren las necesidades de las personas con enfermedad renal crónica, la Alianza insta a los gobiernos a actuar con decisión para proteger a las personas en riesgo, invirtiendo en soluciones políticas comprobadas que puedan retardar sustancialmente la progresión de la ERC y prevenir complicaciones graves e incluso la muerte.
En el mundo más de ochocientos millones de personas padecen una enfermedad renal crónica. La Sociedad Española de Nefrología señala que en España hasta siete millones de personas podrían convivir con algún grado de enfermedad renal crónica. Sin embargo, hasta el 90% de los afectados desconoce su condición. Y ello puede conllevar consecuencias nefastas: la enfermedad es incurable y, de no tratarse, puede provocar insuficiencia renal crónica, lo que requiere diálisis o trasplante.
Haciendo un análisis a nivel mundial, estamos en condiciones de señalar que la prevalencia mundial no muestra signos de desaceleración, hasta el punto de que se prevé que se convierta en la quinta causa de muerte para el año 2040. Se detecta que no se está prestando la atención que se requiere a la enfermedad renal crónica. En este sentido, menos de la mitad de los países cuentan con una estrategia para la atención de la enfermedad renal crónica. Cuando existe esta estrategia se centra se centra en la diálisis y el trasplante, no en la intervención temprana. Y en España, el documento de consenso para la prevención y detección temprana, publicado en 2015, precisa ser actualizado y contar con indicadores para su evaluación.
Sobre esto, Juan Carlos Mauro señala que los riñones son cruciales para nuestra supervivencia. Cuando estos órganos dejan de funcionar causan estragos y comprometen el bienestar de los pacientes y sus familias. Las personas con ERC también luchan contra dificultades financieras y otros desafíos socioeconómicos devastadores. Por ejemplo, la enfermedad renal crónica le está costando a la economía australiana 9.900 millones de dólares al año en pérdidas relacionadas con la productividad y gastos sanitarios para proporcionar diálisis y trasplantes.
En resumen, es necesario tomar medidas con carácter urgente para aminorar el impacto de la enfermedad renal crónica en particular y de las enfermedades renales en general. Y para ello, lógicamente, se requiere la participación activa de los pacientes. Por eso es tan importante esta Alianza Mundial conformada por 16 asociaciones y en cuya junta directiva participa la Federación Nacional ALCER, que promoverá la consideración de la enfermedad renal crónica como prioridad de salud pública por los sistemas sanitarios para, así, garantizar que los pacientes en riesgo puedan acceder a exámenes de detección integrales y tratamiento temprano. De esta manera se ayuda a ralentizar la progresión de la enfermedad y a prevenir su mortalidad.
(Fotografía de cabecera: Forbes)
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