Con la llegada del Día Internacional de la concienciación sobre la infección del virus del papiloma humano (VPH), todos volvemos a tener en nuestras mentes la relevancia de esta infección, la eficacia de su prevención, y las consecuencias de su no actuación (a tiempo).
El virus del papiloma humano es un agente muy prevalente; esto significa que muchos hombres y mujeres en edad sexualmente activa han estado en contacto con él. En concreto hasta el 80% de las personas sexualmente activas van a contraer el VPH en algún momento de sus vidas. Y dependiendo de la edad y persistencia de la infección se desarrollarán o no lesiones premalignosa de cáncer de cuello de útero, vulva, vagina, ano, pene y orofaringe.
Aunque le llamemos “el virus”, realmente son una familia en la que se han identificado más de 100 tipos diferentes. Los que más atención nos tienen que centrar, son aquellos conocidos como de alto riesgo, los cuales no llegan a la veintena, siendo los más destacados por su capacidad para generar lesiones que puedan evolucionar a un cáncer, los tipos 16 y 18.
Existen factores de riesgo que predisponen a la infección tales como el tabaquismo, la disminución de la inmunidad y múltiples parejas sexuales, entre otros.
Cuando hablamos del virus del papiloma humano, lo más importante es acordarnos de su prevención y para ello disponemos de diversas herramientas. Desde hace años conocemos la vacuna frente al VPH. Las primeras vacunas cubrían frente a dos o cuatro serotipos. Las actuales cubren hasta 9, incluyendo los serotipos con más probabilidad de malignización. Se trata de una vacuna recombinante con muy buena tolerancia y prácticamente sin efectos secundarios descritos en la literatura y en ficha técnica. Por estudios epidemiológicos realizados en países donde se lleva utilizando de forma sistemática en niños y adolescentes, sabemos que la incidencia de cáncer de cuello de útero, vagina y vulva ha disminuido he forma exponencial.
Además, el virus del papiloma humano tiene especial apetencia por el epitelio de las amígdalas dentro de la vía respiratoria y anal en la vía digestiva, por lo que también puede causar lesiones en dicha localizaciónes.
En España, por política sanitaria, la vacuna no fue introducida hasta 2007. Actualmente disponemos de vacunación para niñas y niños en la totalidad de nuestro territorio nacional. Con esta estrategia se pretende reducir a la práctica totalidad la incidencia de cáncer de cérvix en la mujer adulta, así como otros tipos de cáncer, como pueden ser el de pene en el varón, el de ano en ambos sexos o el de vulva y vagina en mujeres.
Especial relevancia cobra el cribado del cáncer de cuello del útero a través de la citología cérvico vaginal y otras técnicas más modernas, como puede ser la determinación de la presencia del virus del papiloma humano en el epitelio cervical. Con estas técnicas somos capaces de anticiparnos a la agresividad que pueda tener el agente vírico, y manejar de forma precoz lesiones premalignas mediante el adecuado seguimiento, conductas higiénico-conductuales y, en algunos casos, cirugía.
Lo más importante que se debe conocer sobre el virus del papiloma humano es que con los medios de los que disponemos a nivel sanitario, hoy en día somos capaces de disminuir su agresividad o las complicaciones asociadas al mismo.
La prevención, la información y la educación sexual, así como el realizar las revisiones ginecológicas rutinarias establecidas por el Sistema Nacional de Salud de forma preventiva y una adecuada vacunación, son estrategias que han demostrado funcionar frente al VPH.
Jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia en Hospital Quironsalud Málaga .
Dra. Jessica Martín Orlando,
Especialista en Obstetricia y Ginecología.
Adjunta del Servicio de Ginecología y Obstetricia en Hospital Quironsalud Málaga.
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