Según datos de la Fundación Española de Diálisis, a nivel mundial, la enfermedad renal crónica (en adelante, ERC) afecta a más de 850 millones de personas. En el año 2019 causó más de tres millones de muertes.
Los avances recientes en la medicación han demostrado un retraso sustancial en la progresión de la ERC y un amortiguamiento sustancial de las complicaciones asociadas. Sin embargo, persisten las disparidades en el acceso a estos avances. Ello pone de relieve la necesidad apremiante de cambiar el enfoque hacia la concientización, el desarrollo de capacidades y garantizar el acceso equitativo a la atención. Esto requiere un enfoque multinivel que abarque las políticas de salud, la prestación del sistema de atención médica, los profesionales de la salud y la participación de los pacientes.
El Comité Directivo Conjunto del Día Mundial del Riñón ha declarado que 2024 es el año de la “Salud renal para todos: promover el acceso equitativo a la atención y la práctica óptima de la medicación”. La campaña 2024 se centra en crear conciencia sobre la importancia de garantizar un acceso equitativo al tratamiento y la atención adecuados para las personas que viven con enfermedad renal, con el fin de mejorar su calidad de vida y retrasar la progresión de la enfermedad.
Durante las últimas décadas, los esfuerzos de los nuevos tratamientos enfocados en la ERC se han centrado en la preparación y administración de terapias de reemplazo renal. Sin embargo, los avances terapéuticos recientes ofrecen oportunidades sin precedentes para prevenir o retrasar enfermedades y mitigar complicaciones como las enfermedades cardiovasculares y la insuficiencia renal. Así, se prolonga la calidad y la cantidad de vida de las personas aquejadas de ERC.
Si bien estas nuevas terapias deberían ser universalmente accesibles para todos los pacientes, en todos los países, barreras como la falta de concienciación sobre la ERC, el conocimiento o la confianza insuficientes en las estrategias terapéuticas más nuevas, la falta de especialistas renales y los costes del tratamiento contribuyen a profundas disparidades en el acceso a los tratamientos, particularmente en países del Tercer Mundo. Estas desigualdades ponen el foco en la necesidad de cambiar el enfoque hacia la concientización sobre la ERC y el desarrollo de capacidades del personal sanitario.
Lograr una atención renal óptima requiere superar barreras en múltiples niveles y al mismo tiempo considerar las diferencias contextuales entre las diferentes regiones del mundo. Existen importantes brechas en el diagnóstico temprano, falta de atención médica universal o cobertura de seguro, poca conciencia entre los trabajadores de la salud y desafíos en cuanto al costo y la accesibilidad de los medicamentos. Se requiere una estrategia de múltiples frentes:Políticas de salud : la prevención de la ERC requiere políticas de salud específicas que integren de manera integral la atención renal en los programas de salud existentes, aseguren financiamiento para la atención renal y difundan conocimientos sobre la salud renal al público y al personal de atención médica. Se debe implementar un acceso equitativo a la detección de enfermedades renales, herramientas para el diagnóstico temprano y un acceso sostenible a un tratamiento de calidad para prevenir la ERC o su progresión.
Prestación de atención médica: la atención renal subóptima se debe a un enfoque político limitado, una educación inadecuada de pacientes y proveedores, falta de recursos para una atención de alta calidad y acceso limitado a medicamentos asequibles. Para implementar estrategias con éxito, es esencial adoptar enfoques integrales, centrados en el paciente y con orientación local para identificar y remediar las barreras a la atención renal de alta calidad.
Profesionales de la salud: abordar la escasez de profesionales de atención primaria y especialistas renales requiere mejorar la capacitación, minimizar la pérdida de proveedores de atención médica y desarrollar capacidades entre los trabajadores de la salud, incluidos médicos de atención primaria, enfermeras y trabajadores de salud comunitarios. La educación sobre la detección adecuada de la ERC y el cumplimiento de las recomendaciones de las guías de práctica clínica son clave para la implementación exitosa de estrategias de tratamiento efectivas y seguras. Adoptar la innovación científica y utilizar herramientas farmacológicas y no farmacológicas para el tratamiento de la ERC, así como fomentar la comunicación efectiva y la empatía entre los profesionales, tendría un gran impacto en el bienestar del paciente.
Empoderar a los pacientes y a las comunidades: a nivel mundial, los pacientes luchan por acceder a la atención y a los medicamentos debido a los altos costos y la desinformación, lo que afecta sus comportamientos y cumplimiento de la salud. Crear conciencia sobre los factores de riesgo de ERC, como la diabetes, la hipertensión y la obesidad, mejorar la alfabetización sanitaria sobre opciones de estilos de vida saludables, el autocuidado y promover la adherencia a largo plazo a las estrategias de tratamiento, puede traer grandes beneficios, especialmente cuando se inicia temprano y se mantiene de manera constante. Involucrar a los pacientes en organizaciones de defensa y comunidades locales les permitirá tomar decisiones informadas y mejorar sus resultados de salud.
El año pasado, en este mismo espacio, coincidiendo con esta misma efeméride se publicó un artículo titulado «Hablando del Dia Mundial del Riñón…». En él se puede leer: «El hecho de que el 10% de la población mundial sufre de alguna enfermedad renal crónica, pero no suelen darse cuenta hasta que el problema ya se encuentra bastante avanzado y los únicos caminos que les quedan por transitar es la diálisis o un trasplante de riñón supone un problema de salud mucho más importante de lo que parece. Y decimos que es importante porque los riñones son el gran filtro del cuerpo que ayuda a desechar todas las toxinas que producimos o ingerimos, por medio de la orina. Si este filtro no funciona o se obstruye, nos intoxicaremos a niveles que pueden llegar a ser letales.
Ahora bien, tener unos riñones enfermos también aumenta las posibilidades de sufrir infartos de miocardio y accidentes cerebro vasculares, dado que nuestra sangre permanecerá sucia, bien sea por exceso de colesterol, es decir grasa, o cualquier otro tipo de sedimentos que no fueron drenados por medio de la orina. La buena noticia, es que detectar cualquier malfuncionamiento en los riñones es muy sencillo. Basta un simple análisis de sangre y orina. Si los riñones están trabajando como deben, los niveles arrojados por los análisis estarán en sus patrones normales, pero si cualquiera se encuentra fuera de rango, es motivo para realizar un estudio más a fondo».
Con el objetivo de mejorar la atención de las personas con enfermedad renal crónica asociada a la diabetes, representantes de pacientes y profesionales sanitarios han presentado el Manifiesto ARCO, impulsado por la asociación ALCER en colaboración con Bayer.
El informe nace además con la misión de mejorar el abordaje multidisciplinar para fomentar el diagnóstico temprano y poner al paciente en el centro.
Una de cada tres personas en España con diabetes tipo 2 sufre enfermedad renal crónica. La mayoría de los casos se detectan en estadios avanzados de la enfermedad y puede reducir entre 6 y 10 años la esperanza de vida.
Formar a profesionales sanitarios, protocolizar la actuación en la atención primaria y promover un papel activo del paciente en la gestión de su salud renal son puntos claves para prevenir la progresión de la enfermedad. Los profesionales señalan que este problema de salud pública requiere una acción proactiva para concienciar a la sociedad, así como facilitar el acceso a los tratamientos farmacológicos específicos para la enfermedad.
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Otro órgano vital que hay que cuidar…