La anemia en el recién nacido es una concentración de hemoglobina o de glóbulos rojos por debajo de la media para la edad. Es uno de los problemas más frecuentes en los recién nacidos prematuros y que puede tener consecuencias importantes en su desarrollo.
El signo más frecuente es la palidez. Según la velocidad de aparición de la anemia, y su causa, se pueden presentar otras manifestaciones.
La anemia se puede presentar de forma aguda; en ese caso, los síntomas principales son taquicardias, tensión baja y un mal estado general.
Si la anemia se presenta de forma crónica, los bebés pueden presentar ningún síntoma pero, a su vez, pueden presentar problemas de retraso de crecimiento, fatiga en la alimentación, soplo cardiaco, y palidez.
Las causas de la anemia son diversas, pero en términos generales se pueden resumir en:
- Anemia por pérdida de sangre, denominada anemia hemorrágica. El sangrado se puede presentar en varios momentos:
Antes del parto por traspaso de sangre entre el feto y la madre, entre el feto y la placenta, o entre dos fetos en caso de que sean gemelos.
Durante el parto, a causa de problemas en la placenta (placenta previa, desprendimiento de placenta…), por problemas en el cordón umbilical (rotura del cordón, hematoma del cordón), o por problemas del útero (rotura uterina…).
Después del parto (hemorragias internas o externas del bebé o pérdidas secundarias a extracciones sanguíneas).
- Anemia por aumento en la destrucción de glóbulos rojos. Esta destrucción puede deberse a varios motivos:
Enfermedades congénitas, que hacen que la forma o la función de los glóbulos rojos no sean adecuadas y se destruyan de manera anticipada.
Enfermedades inmunológicas, a través de los cuales los glóbulos rojos son destruidos por el sistema inmune del bebé en respuesta a diferentes estímulos, bien sean propios, maternos o por tóxicos.
Enfermedades adquiridas: infecciones, enfermedades metabólicas…
- Anemia por la disminución de glóbulos rojos:
Anemia fisiológica del recién nacido. Durante las primeras semanas de vida disminuye la producción de glóbulos rojos a la vez que aumenta la proporción hemoglobina A, característica del adulto (en lugar de hemoglobina F, característica del feto). Cuando el bebe tiene 8 y 12 semanas, los níveles de hemoglobina llegan al nivel más bajo. Todos estos términos son normales en un recién nacido a término, sin embargo, en recién nacido prematuro la anemia es un poco más acentuada de lo normal. El nivel minimo de hemoglobina se alcanza antes (4 / 10 semanas de vida), porque los glóbulos rojo sobreviven menos y la velocidad de crecimiento de un prematuro es mayor. Además, los depósitos de hierro también son menores en el recien nacido prematuro.
Además se pueden detectar anemias debidas a que no se producen glóbulos rojos en la médula ósea. Esto puede estar producido por un defecto congénito o por infecciones.
En el momento que se observen los síntomas descritos, es absolutamente recomendable consultar con el pediatra para que explore al bebe, haga un diagnóstico certero, y, en su caso, prescriba un tratamiento adecuado.
Este diagnóstico, en general, pasará por una historia clínica completa, incluyendo datos de la familia, del embarazo y del parto. A ello, muy probablemente se prescribirá una analítica de sangre, a través de la cual se busquen datos del origen de la anemia. A su vez, quizás puedan ser necesarias otras analíticas complementarias para descartar las causas de la anemia, como son el grupo sanguíneo materno y del recien nacido, o los niveles de bilirrubina, entre otras.
Lo habitual es intentar prevenir la anemia antes de que aparezca. De hecho, durante el ingreso de los bebés en las unidades neonatales se intenta minimizar las extracciones de sangre para evitar la anemia posterior.
En caso de recibir tratamiento, éste será diferente en función de la causa de la anemia. Si se trata de una anemia aguda, hay que administrar una transfusión de sangre. Para prevenir la anemia crónica del bebe prematuro, es recomendable la administración de suplementos de hierro, al menos hasta que el bebé cumpla un año de edad o hasta que la alimentación complementaria aporte la cantidad de hierro suficiente. Como norma general, es el pediatra el que pauta este suplemento, y es él también quién decide el momento adecuado para retirarlo.
En resumen, la anemia es muy común en los recién nacidos. Pero con el seguimiento por parte del pediatra, y el tratamiento correspondiente perfectamente puede desaparecer sin consecuencias.
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