Aunque la evidencia en humanos es limitada, sí la hay en animales y en pruebas mecanicistas, por lo que la IARC lo ha incluido en el Grupo 2A, y en el Grupo 1 al acrilonitrilo.
Un año más por estas fechas los ánimos se encienden y no por la subida de temperaturas, sino por una decisión de la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), perteneciente a la OMS: ha clasificado el talco como “probablemente carcinogénico para humanos”. Aunque la polémica no ha sido tan grande como el año pasado, cuando incluyó al aspartamo en la lista de agentes carcinógenos, de nuevo surgen los miedos pensando en todos los productos cosméticos que usamos y pueden contener este ingrediente, especialmente ahora en verano.
El grupo de trabajo de 29 expertos internacionales también ha clasificado como cancerígeno el acrilonitrilo, un compuesto utilizado en la producción de polímeros cuyos usos incluyen fibras para ropa, alfombras y otros textiles, así como plásticos para productos de consumo, piezas de automóviles y construcción. El resultado de la evaluación se ha publicado en un artículo resumido en The Lancet Oncology y se describirá en detalle en el Volumen 136 de las Monografías de la IARC, que se publicará en 2025.
En un comunicado, la IARC ha indicado que después de revisar exhaustivamente la literatura científica existente, ha decidido clasificar el talco, un mineral natural extraído en muchas regiones del mundo, como “probablemente cancerígeno para los humanos (Grupo 2A)” –el segundo nivel más alto de certeza de que una sustancia puede causar cáncer-, “basándose en una combinación de evidencia limitada de cáncer en humanos (para el cáncer de ovario), evidencia suficiente de cáncer en animales de experimentación y una sólida evidencia mecanicista de que el talco presenta características clave de carcinógenos en células primarias humanas y sistemas experimentales”.
EL TALCO COMO LA CARNE ROJA, EN EL 2A
Este 2A es el mismo nivel en el que el organismo de la OMS incluye trabajar en un turno nocturno o la carne roja (en 2015 se generó mucha controversia cuando la incluyó en el Grupo 2A y en el Grupo 1, donde se sitúa el tabaco, a la carne procesada, como salchichas, hamburguesas o beicon). El riesgo de estos elementos no es exactamente el mismo ya que la clasificación de este organismo no se basa en el riesgo, sino en el peligro a partir de la cantidad y robustez de la evidencia científica. En ese sentido tampoco define la cantidad a la que hay que exponerse -el mejor ejemplo para entenderlo es el sol: es un peligro para tener cáncer de piel, pero el riesgo proviene de una exposición prolongada y continua-.
Al respecto la IARC señala que hay numerosos estudios que han mostrado de forma consistente un aumento en la incidencia de cáncer de ovario en personas que informaron usar polvos de talco en la zona genital. Aunque la evaluación se centró en talco que no contenía amianto, la agencia indica que no puede descartarse la contaminación del talco por asbesto, un producto similar al amianto y clasificado un peligroso cancerígeno. Además tampoco pueden descartarse sesgos en la forma en la que se informó del uso del talco en los estudios epidemiológicos. Por todo ello, subrayan que “no se ha podido establecer por completo” el papel causal del talco en el cáncer.
También se observó una mayor tasa de cáncer de ovario en los estudios que analizaban la exposición ocupacional de mujeres expuestas al talco en la industria de la pulpa y el papel. “Sin embargo, no se pudo excluir la confusión por la exposición simultánea al asbesto, y el aumento de la tasa se basó en un pequeño número de cánceres de ovario en esos estudios ocupacionales”, reconoce la agencia.
En animales de experimentación, concretamente en ratas, el tratamiento con talco provocó un aumento de la incidencia de neoplasias malignas en las hembras (en médula suprarrenal y pulmón) y una combinación de neoplasias benignas y malignas en los machos (también en la médula suprarrenal).
En cuanto a la evidencia mecanicista de la carcinogenicidad de las sustancias, los expertos de la IARC concluyen que el talco presenta características clave de los carcinógenos, “incluida la inducción de inflamación crónica y la alteración de la proliferación celular, la muerte celular o el suministro de nutrientes”.
MUCHOS SESGOS
“La agencia IARC que depende de la OMS ha clasificado el talco como un agente ‘probablemente carcinogénico’, es decir que es posible que la exposición produzca cáncer. Esta clasificación del talco se basa en que los estudios existentes sugieren, aunque no con la suficiente solidez, que el talco podría inducir un mayor riesgo de cáncer y, particularmente, de cáncer de ovario. Eso no significa que, porque alguien se haya puesto talco alguna vez o incluso que por que lo use con cierta regularidad, este claramente en riesgo, ya que el riesgo de generar un cáncer va a depender de dosis de exposición, tiempo y forma de contacto con el talco”, recalca, en declaraciones a SMC España, Alejandro Pérez Fidalgo, médico del Servicio de Oncología del Hospital Clínico de Valencia e investigador del INCLIVA Biomedical Research Institute.
Pérez explica que los estudios que sustentan esta clasificación “tienen muchos sesgos, es decir, ciertos factores de confusión que nos impiden apreciar o predecir con total solidez la relación del uso del talco o la exposición al mismo con el cáncer. En animales sí que se ha visto que el talco tiene propiedades de producir tumores malignos, pero esta exposición al animal es experimental y no siempre reproduce lo que ocurre en las personas. No obstante, prueba la capacidad del talco de inducir tumores en entornos de laboratorio“.
Concretamente, Pérez Fidalgo señala en los estudios humanos un importante factor confusor: “El asbesto, una sustancia nociva y que induce tumores, ha sido un contaminante del talco. Los estudios clásicos con el talco solían incluir talco contaminado con asbesto. Por ello, para esta clasificación se han usado estudios con talco (sin influencia del asbesto). Centrados en estos estudios, uno de los problemas es que en los estudios profesionales de minas de talco la mayoría de las personas incluidas eran hombres y la presencia de mujeres era muy baja, por lo que no se puede correlacionar en este caso con el riesgo de cáncer de ovario“.
“Los dos estudios que sustentan la recomendación incluyen mujeres que utilizaron talco en polvo aplicado en el área genital. La aplicación del talco en esta zona mostró un leve incremento del cáncer de ovario, pero no significativo, en un primer estudio que incluyó más de 250.000 personas en EEUU. Un segundo análisis de ocho estudios de casos y controles, incluyendo más de 18.000 personas (divididos en casos, los que usaban alguna vez talco vs. controles los que nunca usaban talco), evidenció que las mujeres que habían usado polvo de talco genital tenían un ligero riesgo mayor de tumores de ovario serosos infiltrantes, de células claras y serosos borderline de forma estadísticamente significativa. En el caso de las que usaban talco en otras localizaciones (es decir no en el área genital), no se vio un aumento del riesgo de cáncer”, continúa Pérez.
El investigador del INCLIVA concluye que en virtud de esta nueva clasificación “aunque no con gran solidez, sería recomendable evitar en la medida de lo posible el uso genital de polvo de talco particularmente en mujeres. No obstante, esto no significa que el uso previo del talco vaya a provocar un cáncer ni que la exposición previa a este agente vaya a ser claramente el responsable de la aparición de un tumor”.
NO ES LA PRIMERA SOSPECHA
La posible relación del talco con el cáncer no es nueva. En 2017 un tribunal de Los Ángeles (California, EEUU) condenó a la farmacéutica Johnson & Johnson (J&J) a pagar 417 millones de dólares (unos 353 millones de euros) a una mujer que sufrió cáncer de ovario tras utilizar durante años productos de polvo de talco de la compañía para su higiene íntima. Después de recibir miles de demandas en EEUU por la supuesta presencia de componentes cancerígenos en sus polvos de talco para bebés (comercializados como Baby Powder), y aunque la compañía siempre defendió que eran seguros, los retiró del mercado mundial.
TAMBIÉN EL ACRILONITRILO
En esta misma evaluación se ha clasificado también como cancerígeno al acrilonitrilo, un compuesto orgánico volátil que se utiliza principalmente en la producción de polímeros (poliacrilonitrilo, estireno-acrilonitrilo, acrilonitrilo butadieno estireno y otros cauchos sintéticos como el acrilonitrilo butadieno) que se usan en fibras para ropa, alfombras, plásticos para productos de consumo o piezas de automóviles.
La IARC recuerda que también está presente en el humo de los cigarrillos (incluido el humo de segunda mano) y que la contaminación del aire constituye otra fuente de exposición. En este caso, ha sido incluido en el Grupo 1, declarado cancerígeno para los humanos sin duda alguna.
El acrilonitrilo se asocia sobre todo con cáncer de pulmón en humanos y, en menor medida, también con cáncer de vejiga. También hay pruebas suficientes de cáncer en animales de experimentación “y pruebas mecanicistas sólidas de características clave de los carcinógenos en sistemas experimentales”.
Andrew Watterson, investigador en Salud pública de la facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Stirling, Escocia (Reino Unido) ha señalado también a SMC España que “está claro que, o bien existen materiales alternativos para muchos de sus usos actuales, o bien la necesidad de su uso no es crítica en primer lugar. Este es el caso de su uso en diversas fibras. La aplicación de una estrategia de reducción del uso de tóxicos, evitando el riesgo de sustituciones desafortunadas [regrettable substitutes en inglés], debería proporcionar alternativas menos peligrosas al acrilonitrilo (ACN). Su uso en plásticos es ahora aún más cuestionable cuando, a nivel mundial y dentro de Europa, las políticas abogan por grandes recortes en el uso de plásticos relacionados con mayores riesgos para el medio ambiente y la salud. Las sugerencias de que no existen alternativas al ACN no resisten el escrutinio en muchos casos. Debería mejorarse la protección de los trabajadores con normas de exposición al ACN aún más estrictas y deberían volver a destacarse los riesgos del ACN para los fumadores“.
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