diálogos

La ciencia sirve para entender mejor cómo ocurre la enfermedad, sus mecanismos, tanto a nivel microscópico como macroscópico

Julio Mayol es Catedrático de Cirugía de la Universidad Complutense de Madrid, jefe de sección de cirugía general y del aparato digestivo del Hospital Clinico San Carlos, delegado del decano de la Facultad de Medicina de la propia UCM para nuevas tecnologías y comunicación, director del grupo de innovación, cirugía, farmacia y neuroingeniería del Instituto de Investigación Sanitaria San Carlos, editor de Surgery, secretario de la BJS Foundation, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de España.

 

Buceando en su web, y repasando su extensísimo curiculum, observamos  ha sido casi todo en el campo médico, e investigador… Ahora es Catedrático de Cirugía de la Universidad Complutense… ¿Qué le queda por hacer? ¿No le apetece dar el salto a la política? Los partidos políticos necesitan grandes profesionales, como usted, que aporten sus conocimientos y su experiencia para mejorar la sociedad…

La política siempre me ha interesado, diría que desde la adolescencia. Pero la “política” tiene un serio problema, las agendas ocultas de quienes se dedican a ella. Me interesa la complejidad, la incertidumbre, el propósito de servir a los demás para hacer posibles cambios y mejoras, respetando la variabilidad lógica de los grupos humanos. Creo que es necesario contar con personas diversas, con distintas ideologías, que se dediquen a la cosa pública. Lo que me cuesta es aceptar dedicarme a una tarea en la que, con muy poca frecuencia, quien toma decisiones tiene que vivir con las consecuencias de las mismas. Nuestro modelo hace que haya poca “skin in the game”. Además, soy muy indisciplinado. No soportaría la “disciplina de partido”.

 

“El uso de herramientas es algo catracterístco de nuestra especie. No solo porque nos ayuda a solucionar problemas de creciente complejiidad. También parece que nuestro cerebro encuentra algún tipo de placer al servirse de dispostivos, aparatos y técnicas”

 

Pero usted también rasca minutos al día para ejercer como escritor…

Mirar alrededor e inventarme historias es a lo que más tiempo dedico mientras estoy despierto. Me encanta mirar a mi alrededor e inventarme historias inverosímiles, disparatadas, a veces esperpénticas. Me divierte mucho contarme historias a mí mismo. Sólo algunas pasan a ser escritas.

Usted hace un uso continuado de la tecnología y de la digitalización en la medicina… ¿Qué aportan al mundo de la medicina y de la investigación biomédica?

El uso de herramientas es algo característico de nuestra especie. No sólo porque nos ayudan a solucionar problemas de creciente complejidad. También parece que nuestro cerebro encuentra algún tipo de placer al servirse de dispositivos, aparatos, técnicas. Sin embargo, las promesas de la digitalización han sido, en muchas ocasiones, más perniciosas de lo que esperábamos porque no se acompañaron de la adecuada transformación de los sistemas. Evidentemente, la tecnología de la información y la comunicación nos ha permitido acumular más conocimiento, tener más fácil acceso al mismo, o hacer llegar servicios médicos a lugares en los que no estaba disponible mediante la telemedicina. La parte oscura es que estamos viviendo un momento de saturación por culpa de la infoxicación digital.

 

“Mi profesión de cirujano se basa en una prestación de servicio”

 

Sin salir del mundo de la digitalización, el pasado mes de mayo usted hizo unas declaraciones al portal Somos pacientes en el que ponía en valor la importancia de poner en manos de los pacientes la Inteligencia Artificial. Al respecto manifestó que los profesionales sufrirán un reemplazamiento porque la propia IA está en manos de los pacientes las 24 horas al día, los siete días de la semana, y es mucho más empática que cualquier ser humano. Por todo ello, usted proponía como ‘solución’ una alianza entre profesionales y pacientes, con la finalidad de hacer un mejor uso conjuntamente…

La información y el conocimiento adquieren sentido cuando son aplicados para conseguir un beneficio. Los pacientes, como usuarios finales del conocimiento médico, dependen extraordinariamente de agentes humanos, que no siempre estamos disponibles, para poder acceder a la información relevante y aplicar el conocimiento para solucionar sus problemas. Además, existe una enorme variabilidad en la calidad de la información que se proporciona, en la oportunidad, etc.

Por ello, disponer de inteligencias no humanas que hagan la información accesible y accionable al usuario final (el paciente), cuando quiera y cómo quiera, es una revolución. Esto nos obliga a repensar el propósito de lo que hacemos y cómo unir fuerzas entre pacientes y profesionales para que en el futuro se consiga una utilización ética de esta tecnología y se ofrezca el mejor resultado a las personas.

 

DESCUBRE A… JULIO MAYOL EN DIEZ PREGUNTAS

 

Hace pocos días los urgenciólogos estuvieron de enhorabuena. Por fin, el Gobierno aprobó la especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencias. Una demanda tan necesaria como esperada…

Una larga lucha y un avance para los profesionales y los pacientes.

Ahora tocaría cambiar el modelo, cosa que nadie se va a atrever a pensar. Si alguien lo llega pensar, no lo dirá. Y si alguien lo dice, no se hará.

Estamos en un momento de cambio, en el que los pacientes, cada día están cobrando más protagonismo en las decisiones estratégicas en materia sanitaria y de investigación. ¿Cómo percibe esta nueva realidad?

Por mi parte ningún problema. Tengo muy claro que mi profesión de cirujano se fundamenta en una prestación de servicio. Y para quien hace de la prestación de un servicio su profesión, sus pacientes (todos) son lo primero. Son a quien deben escuchar, a quien deben apoyar, a quienes uno se debe.

Y por encima, dedicados a la gestión, los representantes de los ciudadanos deben ser capaces de encontrar el adecuado equilibrio entre Kant y Bentham.

 

“La ciencia sirve para entender mejor cómo ocurre la enfermedad,

sus mecanismos, tanto a nivel micróscopico como macroscópico”

 

Recientemente, la revista Forbes ha hecho pública la lista de los 25 hospitales españoles de referencia. En esa lista, la mayoría están ubicados en la Comunidad de Madrid, y uno de ellos es el Clínico San Carlos. ¿Cómo se ve desde su perspectiva? ¿Qué implica el hagstag #somosclinico, que durante tanto tiempo está pululando en redes sociales?

Los rankings tienen su parte buena y su lado menos bueno. Y lo que más me preocupa de esas listas es la definición de los indicadores, por aquello de “tú dime cómo me mides y yo te diré cómo trabajo”. En cualquier caso, las comparaciones con el entorno sirven para saber dónde uno está y hacia donde quiere ir.

El hashtag #somosclinico ha sido una forma de conectar a una comunidad y de encontrar un sentido de pertenencia. Las personas que trabajan en el Hospital Clínico, como en cualquier otro centro o institución, no lo hacen sólo por los sueldos. Su implicación mejora cuando comparten el significado de pertenecer a un grupo que es más que la mera suma de los individuos que lo componen.

Hablemos de ciencia e investigación. España puede presumir de grandes grupos de investigación que, a diario, hacen un más que excelente trabajo. ¿Qué está aportando la ciencia al mundo de la Medicina y de la Sanidad?

La ciencia sirve para entender mejor cómo ocurre la enfermedad, sus mecanismos, tanto a nivel microscópico como macroscópico. De esa manera se pueden desarrollar mejores diagnósticos y tratamientos. Pero la Medicina es más que ciencia, la Medicina es aplicación, diría más, es innovación minuto a minuto. Y ahí es donde surgen los grandes retos de los sistemas sanitarios: variabilidad en calidad y resultados, efectos adversos, desperdicio de recursos en hacer cosas inútiles, inequidad, falta de prevención…

Cómo director médico del Hospital Clínico San Carlos, ¿cómo vivió la pandemia de la covid-19, especialmente el tiempo de confinamiento? ¿Hemos aprendido la lección si nos enfrentamos a otra situación similar…?

Mis recuerdos me generan una sensación ambivalente. Por un lado, tristeza. Muchas personas sufrieron y murieron como consecuencia directa o indirecta de la infección. Por otro lado, la satisfacción de ver a profesionales y trabajadores comprometidos y dedicados a ayudar a los demás para hacer bien lo que era correcto en cada momento, según la información y los medios disponibles.

Durante ese tiempo se consiguieron enormes avances en el conocimiento científico sobre el SARS-CoV-2 y el sistema inmune o sobre las nuevas plataformas para crear vacunas. Pero lo que aprendimos sobre la crisis parece haberse olvidado ya.

En aquel momento, usted participó en el programa la Sexta Noche en la famosa ‘mesa sanitaria’, junto a otros profesionales de reconocido prestigio, como Olga Mediano José Antonio López (JAL), el también Prof. Alfredo Corell, o Cesar Carballo, entre un importante elenco de expertos médicos y científicos… ¿considera que estos programas de divulgación sanitaria, médica y científica son necesarios y calan en la población, o, ‘llegan’ sólo cuando viene mal dadas…

La divulgación de la medicina y la ciencia son de gran importancia a mi juicio. Pero, en realidad, cuando un médico o un científico sale en la televisión más que Messi, algo catastrófico está a punto de pasar.

En un momento en el que la digitalización y la tecnología cada día nos sorprenden con algo nuevo, y ello viene regado con novedosos y revolucionarios tratamientos y técnicas sanitarias y quirúrgicas, ¿cómo espera que pueda ser la sanidad y la medicina de final de siglo?

Espero que sea más razonable, que nos permita vivir mejor, no necesariamente más.

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2 Comments

  1. Es un honor que en la sanidad pública madrileña tengamos médicos como usted Profesor

  2. Gracias por sus enseñanzas Prof. Muy acertadas sus palabras…

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