Estamos excesivamente habituados a observar cómo nuestros jóvenes se divierten utilizando como epicentro de sus fiestas el famoso botellón. Craso error. El famoso ‘botellón’ se caracteriza por un consumo elevado e intermitente de alcohol, que resulta muy dañino al cerebro de nuestros adolescentes, a pesar de que ellos crean lo contrario y de ‘que controlan’. No en vano, este consumo tan elevado, reduce las redes perineuronales con el aprendizaje y la memoria, con un elevado efecto neurotóxico, en una tapa cerebral tan especialmente vulneralmente como la adolescencia.
Asi lo han puesto de manifiesto investigadores del grupo de Neurofarmacología de las Adicciones y los Trastornos Degenerativos (Neurofan) de la Facultad de Farmacia de la Universidad CEU San Pablo, en Madrid. Este grupo está dirigido por el Profesor Gonzalo Herradón, y están trabajando en colaboración con otro equipo científico de la Universidad Miguel Miguel Hernández, de Elche. Ambos grupos científicos han descrito una alteración fundamental que genera el alcohol en el cerebro de nuestros adolescentes.
En concreto, han observado que el consumo intermitente de alcohol durante la adolescencia (el consumido habitualmente en los famosos ‘botellones’ produce un marcado descenso de las redes perineuronales en el hipocampo, un área cerebral imprescindible en procesos de memoria y aprendizaje.
Para el Profesor Gonzalo Herradón, “estas redes constituyen la matriz que rodea las neuronas y que las protege de diversos daño, como la exposición a un tóxico como el alcohol”. En este sentido ha manifestado que la investigación ha demostrado también que la modulación farmacológica de una proteína clave para el anclaje de esas redes perineuronales “regula estos efectos del alcohol y previene el daño que produce esta droga sobre los progenitores neuronales del hipocampo”.
Esta investigación tiene mucha más trascendencia de lo que a simple vista parece. No en vano, los datos publicados por el Ministerio de Sanidad el pasado mes de agosto, en el documento “Monografía sobre alcohol 2024: Consumo y consecuencias”, en el que se pone de manifiesto que el 30% de menores de 12 y 13 años reconoce haber tomado alcohol al menos una vez en el último año.
Pero, a su vez, todavía resulta más preocupante otro dato. El 28% de los estudiantes entre 14 y 18 años reconoce haber realizado un consumo en atracón, también llamado ‘bringe drink’; es decir, beber cinco o más copas, vasos o cañas de alcohol en un tiempo aproximado de dos horas.
El trabajo se ha publicado en la prestigiosa revista Neuropharmacology. Reúne las evidencias que llevaron a los investigadores a demostrar en modelos animales que estos consumos intermitentes de alcohol reducía significativamente las redes perineuronales en el hipocampo.
“Sin la matriz que envuelve a las neuronas, pueden ser más vulnerables a los efectos neurotóxicos del alcohol. Esto podría ser la causa de la gran pérdida de neuronas inmaduras en el hipocampo adolescente tras el consumo de grandes cantidades de alcohol, lo cual se ha relacionado con problemas cognitivos a corto y largo plazo, y a un aumento del riesgo de sufrir demencia u otras enfermedades neurodegenerativas de forma precoz” ha manifestado el Profesor Herradón.
El Profesor Herradón es Decano de la Facultad de Farmacia y Catedrático de Farmacología de la mencionada universidad. Con motivo de esta investigación, concedió a Diario Médico una entrevista en la que explicaba que que los principales efectos neurotóxicos del alcohol ocurren sobre los progenitores neuronales que se encuentran en determinados nichos en el cerebro, en espera de diferenciarse a neuronas cuando sea necesario. Esto es un mecanismo de defensa cerebral ante procesos fisiológicos, como el envejecimiento, o patológicos, como un trauma, una isquemia, o una exposición a tóxinas, entre una larga lista. Un nicho importante de estas células es el hipocampo, un área decisiva en los procesos de memoria y aprendizaje.
“El alcohol provoca un descenso muy marcado de estos progenitores neuronales en el hipocampo, lo.cual podría contribuir a los problemas cognitivos a largo plazo que se observan tras la ingesta de alcohol durante la adolescencia. No debemos olvidar que el consumo de alcohol es ya, en adultos, la primera causa prevenible de deterioro cognitivo y demencia, por lo que parece razonable pensar que todo esto se acelerará cuando el consumo se produce en el una etapa cerebral especialmente vulnerable como la adolescencia”, ha manifestado el Profesor.
Hablando de las edades de comienzo de consumo de alcohol y cantidades ingeridas, el director del proyecto es tajante: “En general, cuanto más joven, la ingesta de alcohol va a provocar mayores efectos neurotóxicos en el cerebro hasta que se consuma el desarrollo completo de este órgano, que sucede entre los 21 y 24 años”.
Igual sucede con la cantidad. El daño será proporcional a la cantidad ingerida y los niveles de alcohol de alcohol en sangre alcanzados. “Para entendernos, un episodio de ‘atracón’ -en caso de botellón., se define como 5 unidades de alcohol em hombres y 4 en mujeres en un intervalo de dos horas, considerando la unidad en torno a 100 ml o 250 – 300 ml de cerveza”, ha explicado.
Pero esta investigación introduce, además, otro factor novedoso. Aunque el consumo de alcohol sea intermitente, el daño cerebral es muy sólido y evidente. De hecho, es el consumo más dañino que existe. Por este motivo es el utilizado en modelos animales para estudiar el daño que produce que produce el alcohol en el cerebro adolescente. Es decir, “el consumo por atracón que comentábamos antes, un par de veces por semana, es muchísimo más dañino para el cerebro adolescente que tomar una o dos cervezas al día, sin que esto quiera decir que esté exento de riesgo”, ha explicado Gonzalo Herradón.
Los resultados de esta investigación ponen de manifiesto un descenso de ciertas redes neuronales que influyen en la memoria y el aprendizaje. Si esta reducción podría revertirse con alguna estrategia es el punto en el que se encuentran diversos grupos de investigación a nivel mundial. El objetivo es prevenir el deterioro cognitivo y las demencias en estadios tempranos de la vida.
“A día de hoy lo que conocemos nos permite sugerir que es posible prevenirlo o atenuarlo, pero no revertirlo completamente. Sin embargo, se trata de un estudio basado en el conocimiento de la neurogénesis en cerebros de otros mamíferos, porque en el cerebro humano es muy difícil estudiarlo al depender mucho de cuando se realiza el estudio, y cómo se ha conservado el tejido”, ha expresado el director de la investigación.
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