sanidad

Las consecuencias del ‘parón del verano’ en los pacientes

Ha llegado septiembre. Y con su llegada, las consultas sanitarías experimentan un creciente aumento de actividad. Este verano ha sido un torrente en el que muchos pacientes, prefieren aplazar tratamientos y cirugías no urgentes. En este punto, los profesionales del sector se preparan para un aluvión de cita, como en fisioterapia.

Fotografía: @cfisiomad

Aurora Araujo es la decana del Colegio de Fisioterapeutas, y desarrolla su actividad profesional en el Hospital Universitario Fundación de Alcorcón. Para ella, “esta tendencia habitual en los meses estivales puede originar un tapón en la atención sanitaria que repercute tanto en los pacientes como en el propio Sistema Nacional de Salud”.

Esta situación también se extrapola al mundo de la Psicología. Mercedes Bermejo es vocal del Colegió Oficial de Psicólogos de la Comunidad de Madrid, y es psicóloga clínica. A este respecto, coincide en que en verano hay un descenso en la demanda de consultas. “El servicio de Psicología sigue un poco el curso escolar o académico”, ha manifestado. A pesar del descenso de consultas, la psicóloga asegura que el clima estival  y las vacaciones influyen positivamente en el estado de ánimo de las personas. Esta situación ayuda a que los pacientes puedan posponer sus tratamientos hasta después del verano. “Cuando retoman la vida laboral y escolar es cuando hay un incremento notable en la demanda”, afirma la psicóloga.

El regreso colectivo de los pacientes a las consultas después de la época estival provoca un significativo aumento de la demanda, concentrado en un único mes. A pesar de las dificultades que esto origina, Aurora Araujo explica que esta circunstancia se da de manera anual. Por eso se trata de anticiparse en la medida de lo posible. “Sabemos que habrá un tapón de lista de espera entre la segunda y la última semana de septiembre, y tenemos que estar preparados para absorber esa carga”, comenta la fisioterapeuta.

Esta realidad obliga los gestores del Sistema Nacional de Salud a ajustar plantillas y recursos durante el verano, cuando la demanda es mucho menor. Pero, sin embargo, la vuelta a la normalidad con la llegada de septiembre da lugar a un reinicio masivo de tratamientos, que conlleva un esfuerzo adicional de planificación para evitar que los tiempos de espera se disparen. “El tapón se produce, pero se suele abordar muy rápidamente porque ya se cuenta con él; se prepara la absorción de esos pacientes en base al conocimiento acumulado de años” ha comentado Aurora Araujo.

Fotografía: @lavozdegalicia

El aplazamiento de citas y tratamientos no siempre responde a una falta de responsabilidad por parte de los pacientes en la atención de sus dolencias o de su salud mental. En este sentido, la psicóloga Mercedes Bermejo destaca que, aunque ocasionalmente, la pausa terapeútica, puede ser correcta, en muchas ocasiones del tipo de síntomas y del momento del tratamiento en el que se encuentre el paciente. “Los problemas que se dejan pasar pueden agravarse, y las consecuencias pueden traducirse en un aumento de los síntomas de la ansiedad, alteraciones del estado de ánimo o estrés. Este retraso pueden llevar a crisis emocionales que requieran un tratamiento más intensivo o incluso una combinación con medicación”.

En esa línea, señala la fisioterapeuta que muchos pacientes priorizan el descanso mental y familiar. Esto, en ocasiones, con la necesidad de cuidados físicos. “En España tenemos una cultura muy arraigada de descanso estival. No es que los pacientes no se cuide, sino que valoran mucho el tiempo de descanso familiar. Incluso hay quienes preguntan por profesionales que puedan atenderles en su lugar de vacaciones”.

Según Araujo, el deseo de desconectar durante el verano tiene su vertiente positiva… En algunas ocasiones, el retraso en los tratamientos, implica un agravamiento en las dolencias. La propia fisioterapeuta ha explicado que algunos pacientes, especialmente aquellos con dolor crónico suelen dejar de hacer los ejercicios pautados durante las vacaciones. Se trata de prioridades, y, con frecuencia, el descanso se antepone al autocuidado.

De idéntica forma opina Mercedes Bermejo. Según su opinión, existen más formas de cuidar la salud mental; desde el descanso, la desconexión hasta la realización de “actividades más placenteras, pasando tiempo con los seres queridos”. En la actualidad se lleva un ritmo de vida vertiginoso, y el ámbito laboral es el grado de exigencia cada vez es mayor. Por esta razón, durante los veranos los pacientes tienden a relajarse.

Fotografía: @OndaCero_es

El problema en estos casos aparece con las consecuencias en la salud de los pacientes que implican estos retrasos. En el caso de lesiones físicas, a pesar de que no todas se agravan, algunas si pueden complicarse. “En caso de roturas de fibras o sobrecargas musculares, la falta de tratamiento adecuado puede empeorar la funcionalidad o aumentar el dolor”, ha advertido la fisioterapeuta. En el caso de enfermedades crónicas u otras patologías que requieran cuidados constantes pueden sufrir un retroceso notable si no se les presta la atención necesaria.

Junto a todo esto, descuidar los hábitos saludables durante las vacaciones, puede afectar en la evolución de los tratamientos. “La ganancia de peso durante el verano, por ejemplo, afecta la capacidad funcional, mientras que problemas como rotura de fibras o sobrecargas musculares pueden agravarse”, advierte.

Por su parte, la psicóloga señala que en el área de salud mental, aplazar estos cuidados puede afectar a las relaciones con el entorno y producir “un mayor desbordamiento emocional”. Advierte que el descanso físico y emocional no siempre es suficiente para superar los problemas de fondo, como duelos o traumas no resueltos, que podrían requerir intervención psicoterapéutica. “Muchas personas piensan que tras las vacaciones se encontrarán mejor, pero en muchas ocasiones no es así”.

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