El doctor Pedro Pérez Segura es Licenciado y doctorado en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid. Realizó la residencia en Oncología Médica en el Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, durante los años 1994 a 1998. Completa su formación en el Clinical Genetics Service de Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de New York en el año 2001.
Es Jefe del Servicio de Oncología Médica del hospital Clínico San Carlos de Madrid, Director del Instituto de Oncología y Coordinador del Grupo de Investigación en Oncología del mismo centro con dedicación asistencial a càncer de cabeza y cuello, neurooncología y cáncer Hereditario.
Es experto de la EMA para la evaluación de nuevos fármacos oncológicos. Experto de la Dirección General de Terapias Avanzadas y Trasplantes (DGTATX) del Ministerio de Sanidad y Política Social para la evaluación de proyectos de investigación. Experto de la Agencia Española del Medicamento para la evaluación de nuevos fármacos oncológicos.
Patrono de la Fundación ECO (Excelencia y Calidad en Oncología) desde 2022.
Es Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid así como Máster en Gestión y Alta Dirección de Servicios Sanitarios por la Universidad de Alcalá de Henares.
Desde el punto de vista de investigación, ha participado en más de 200 ensayos clínicos en su área de desarrollo y es investigador tanto en proyectos clínicos como traslacionales; colabora en cursos de doctorado y másters y ha publicado múltiples trabajos en revistas y libros nacionales e Internacionales.
Usted está de enhorabuena. Acaba de interrumpir en el mundo de las terapias avanzadas con la incorporación de un dispositivo portátil, no invasivo, que eleva hasta un 13% a cinco años la supervivencia de pacientes con glioblastoma, frente al tratamiento convencional, que es de un 5% en ese mismo periodo. ¿Cómo explica esto para que lo entienda el común de los mortales…?
Respuesta.- Esta terapia que se basa en la producción de campos eléctricos de moderada intensidad de manera intermitente a través de unos electrodos que se adhieren al cuero cabelludo del cráneo del paciente. Estos electrodos van conectados a una batería que pesa poco más de un kilo y que es la que genera la electricidad. El paciente debe llevar activado este dispositivo todo el tiempo que pueda a lo largo del día. Este tratamiento es complementario a la quimioterapia con temozolomida que también recibe el paciente.
«Las cifras de supervivencia globales en cáncer rondan el 50 – 60% y esperamos subir al 70% los próximos años «
¿Qué es un glioblastoma? ¿Cómo se manifiesta?
Respuesta.- El glioblastoma es el tumor primario maligno más frecuente de nuestro sistema nervioso central. Es tremendamente agresivo. Las manifestaciones clínicas van a depender de dos factores: velocidad de crecimiento y localización del mismo en el cerebro. En cuanto al primer factor, cuando crece muy rápido genera una ocupación del cerebro en poco tiempo y eso puede conllevar dolor de cabeza, vómitos, mareos,… En cuanto al segundo factor, en función de la zona del cerebro afectada puede producir convulsiones, problemas de movilidad, del habla…
¿Podemos decir que se empieza a ganar la batalla al cáncer, en términos generales? La inmunoterapia está jugando un papel destacado…
Respuesta.- En los últimos años se está incrementando la supervivencia de los pacientes de manera mantenida. En la actualidad, las cifras de supervivencia globales en cáncer rondan el 50-60% y esperamos subir al 70% en los próximos años. Estas mejoras se deben, fundamentalmente, a 2 razones: por un lado, los diagnósticos cada vez más precoces y, por otro, la aparición de tratamientos más personalizados y efectivos. La inmunoterapia juega un papel muy importante incluso en tumores donde no teníamos tratamientos eficaces; sin embargo, la mayoría de los tumores siguen tratándose con quimioterapia o terapias dirigidas (obviamente, además de la cirugía y la radioterapia).
DESCUBRE AL… DOCTOR PEDRO PÉREZ SEGURA EN DIEZ PREGUNTAS
En el año 2023, en una entrevista concedida al diario La Razón usted declaró: «Es clave escuchar al enfermo y dejarle los tiempos de silencio suficientes para que procese lo que le dices». Decirle a un paciente que tiene cáncer no será un trago fácil, intuimos… Cómo profesional, ¿cómo se gestionan esas emociones?
Respuesta.- No es fácil pero es nuestra obligación aprender a hacerlo. No debemos olvidar que somos la roca a la que el paciente se aferra durante todo su proceso y no nos podemos permitir el lujo de flaquear pero, por otro lado, también somos humanos y nos afecta de manera muy importante el sufrimiento de nuestros pacientes y sus familiares. Por ese motivo insistimos a los residentes en que deben aprender a manejar ese aspecto de nuestro trabajo sin que afecte a nuestra vida personal y a aquellos que nos rodean (familia, amigos,…). El éxito de este manejo se consigue con formación y madurez.
¿Cómo se afronta hablar con un paciente totalmente asintomático, sin factores de riesgo, que tiene que enfrentarse a una enfermedad tan agresiva en ocasiones?
Respuesta.- Quizá lo más complejo no es el contenido de lo que vas a comunicar sino la forma; me explico. Debemos informar a un paciente sobre este proceso sin conocerle previamente y en un escaso margen de tiempo. Esto nos obliga a intentar captar aspectos del paciente que creemos que pueden ser claves a la hora de recibir la información. Tras un abordaje inicial lo más importante es escuchar al paciente; no se trata de lo que nosotros queremos decir sino de lo que el paciente necesita y quiere oír. Es muy necesario formar a los futuros oncólogos en técnicas de comunicación que permitan informar de manera veraz pero humana sobre la situación a la que se enfrenta el paciente. Además, un buen proceso de información facilita la relación entre el paciente y el oncólogo y mejora la gestión de la toma de decisiones entre ambas partes.
«Es muy necesario formar a los futuros oncólogos en técnicas de comunicación, que permitan informar de manera veraz pero humana a la situación a la que se enfrenta el paciente«
En el año 2020 el Servicio de Oncología del Hospital Clínico San Carlos que usted dirige, obtuvo la acreditación de calidad QOPI que le certifica como “excelente” en la atención de los pacientes con cáncer. ¿Qué supone para usted este logro? ¿Y para sus pacientes?
Respuesta.- La verdad es que es un orgullo para todo el servicio y para las compañeras del servicio de Farmacia haber conseguido esta acreditación. En la misma se valora la seguridad y las buenas prácticas en la atención ambulatoria del paciente oncológico y en todo lo que tiene que ver con la prescripción, preparación y administración de los tratamientos antineoplásicos. Creo que esta certificación nos anima a seguir trabajando en ofrecer la mejor calidad de atención a nuestros pacientes y, por otro lado, hacer saber a nuestros enfermos que están siendo atendidos en un servicio con las máximas condiciones de seguridad y calidad.
Con motivo del Día Mundial del Cáncer, la SEOM hizo público el informe «Las cifras del cáncer en España 2024». En ese documento, la propia SEOM y Redecan pronostican que en España, al igual que en todo el mundo, los casos aumentarán progresivamente hasta alcanzar los 341.000 en 2040. Estos datos nos tienen que llevar a una seria reflexión…
Respuesta.- Tenemos que mejorar nuestros hábitos de vida. La mitad de los cánceres que se diagnostican tienen como factores de riesgo principales el tabaco y la obesidad. Debemos potenciar las medidas sociales y educativas necesarias para mejorar la vida de la población y que ésta sea, cada vez, más saludable. De igual manera debemos acudir a los programas poblacionales de detección precoz de cáncer que existen en todas las comunidades autónomas. La clave está en cada uno de nosotros: somos los dueños de nuestro futuro y el cuidado de nuestros hábitos de vida repercute claramente en nuestra salud.
¿Qué aporta la medicina de precisión a la oncología?
Respuesta.- Efectividad y seguridad. Los tratamientos personalizados basados en biomarcadores permiten seleccionar el mejor tratamiento no para cada tumor sino para cada persona. La selección de la mejor terapia en cada momento hace que minimicemos las pérdidas de oportunidad para nuestros pacientes y, en la mayoría de las ocasiones, con menor toxicidad. Además, tumores para los que los tratamientos clásicos no eran efectivos, con las terapias dirigidas y la inmunoterapia nos están permitiendo ver cifras de curaciones y de control de enfermedad nunca vistas.
«Tenemos que mejorar nuestros hábitos de vida. La mitad de los cánceres que se diagnostican tienen como factores de riesgo principales el tabaco y la obesidad«
Hace pocos días la Comunidad de Madrid ha sido reconocida por su liderazgo reputacional en materia de Oncología y Tecnología Sanitaria, galardones, concedidos por las entidades Monitor Empresarial de Reputación Corporativa y el Observatorio de la Salud (Merco-OdS). ¿Qué supone para los oncólogos madrileños estos reconocimientos?
Respuesta.- Todos los reconocimientos se agradecen. La verdad es que el trabajo que se desarrolla en el campo de la oncología en nuestra comunidad es de alto nivel y no sólo por parte de los oncólogos; todos los profesionales que intervienen en algún momento del proceso, ya sea diagnóstico o terapéutico, tienen un alto nivel de conocimiento e intentamos ofrecer a todos nuestros pacientes el mejor tratamiento en cada momento. Debemos seguir trabajando entre todos (gestores, sanitarios, pacientes) para seguir manteniendo este nivel y mejorarlo día a día.
Para terminar… ¿cómo se prevé el futuro de los pacientes oncológico? ¿La ciencia y la tecnología está siendo una gran aliada con la oncología?
Respuesta.- Los datos están ahí: cada vez hay más casos pero cada vez se curan más pacientes. La clave estará, bajo mi punto de vista, en mejorar los diagnósticos precoces y la prevención y, por otro lado, disponer de tratamientos cada vez más eficaces. Además, creo que los pacientes van a tomar un papel cada vez más activo en su autocuidado y en la toma de decisiones en todo lo que respecta a su enfermedad. En resumen, creo que hay que ser optimista.
