El pasado sábado día 15 de febrero se conmemoró el Día Mundial del Cáncer Infantil. Con ese motivo, reproducimos integramente el artículo que publicó el año pasado sobre este tema la doctora Valeria Moriconi en este mismo espacio con motivo de esta misma celebración.

Cuando un niño es diagnosticado con cáncer, toda la familia se ve sacudida por un vendabal de emociones. Padres, hermanos y demás miembros del núcleo familiar se enfrentan a un maremoto de miedo, tristeza y confusión. Es como si el suelo se desmoronara bajo sus pies. dejándolos desorientados y abrumados.
En medio de este caos emocional, la resilencia y el apoyo emocional emergen como balsas salvavidas. Los padres, quienes son el principal sosten del niño enfermo, deben aprender a manejar sus propias emociones mientras brindan apoyo a su hijo. Es un equilibrio delicado entre aceptar el dolor y encontrar formas saludables de enfrentarlo.
Pero no están solos en esta travesía. Los hermanos también necesitan comprensión y apoyo. Los padres deben asegurarse de que tengan información adecuada sobre la enfermedad y espacio para expresar sus preocupsciones. La comunicación abierta se vierte en un puente que une a la familia en este momento de turbulencia.
La red de apoyo de amigos, familiares y otros seres queridos se vuelve esencial. Cada gesto de apoyo, ya sea cocinar una comida o simplemente escuchar, marca la diferencia. Sin embargo, la comunicación honesta sobre las necesidades del niño enfermo y cómo pueden ayudar es clave para garantizar que el apoyo sea efectivo.
Es normal sentirse bloqueado emocionalmente ante un diagnóstico tan abrumador. Pero es crucial abordar estas emociones de manera saludable. La terapia ofrece un espacio seguro donde la familia puede explorar y procesar sus sentimientos, aprendiendo estrategias para afrontar la situación.

Además es fundamental mantener el enfoque en el que el niño enfermo siga siendo un niño. Su identidad no debe definirse por la enfermedad; es esencial preservar su alegría, vitalidad y conexiones sociales. Mantener una red de apoyo sólida y desarrollar habilidades sociales también ayudará a mantener su bienestar emocional y psicólogico durante este difícil periodo.
En resumen, el cáncer infantil desafía a toda la familia, pero también les brinda la oportunidad de demostrar su fuerza y su amor incondicional. Con resilencia, apoyo mutuo, comunicación abierta y el enfoque en el bienestar del niño como niño, encontrando esperanza incluso en los momentos más oscuros.
Psicóloga experta en Oncología y Duelo.
Abiertamente Psicología – Fundación Aladina.