El perfil de la población bacteriana de las zonas genitales se estudia como una posible herramienta forense para identificar a agresores sexuales, en ausencia de esperma.
En los protocolos incluidos en las investigaciones policiales que se realizan durante las agresiones sexuales se incluye un análisis de ADN de los genitales de la mujer para identificar la presencia de esperma del agresor como prueba del coito. Pero no siempre es posible. Hay situación en los que no hay rastro de líquido seminal, como en las que el agresor emplea un preservativo, por lo que estos exámenes suelen ser ineficaces.
