Se trata de una especialidad clave en la atención médica, especialmente en el manejo del paciente crónico y pluripatológico. Su enfoque integral y su capacidad de coordinación entre los distintos niveles asistenciales la convierten en una pieza esencial para garantizar la eficiencia y sostenibilidad del sistema sanitario
La especialidad de Medicina Interna desempeña un papel fundamental en la atención sanitaria, ya que ofrece un enfoque holístico y global del paciente. Su capacidad para integrar conocimientos de distintas disciplinas permite a los internistas diagnosticar y manejar enfermedades complejas, así como coordinar la atención médica con otros especialistas y niveles asistenciales. Además, la continuidad asistencial y el seguimiento integral que hace del paciente, especialmente en el caso de aquellos con enfermedades crónicas, son fundamentales para mejorar los resultados en salud y optimizar los recursos disponibles.
En el actual contexto sanitario -donde la fragmentación de la atención supone un reto para la eficiencia del Sistema Nacional de Salud (SNS)- esta especialidad se posiciona como una solución clave. Desde AstraZeneca, reconocen la labor esencial de la Medicina Interna y su contribución al fortalecimiento del sistema sanitario, apoyando activamente la investigación y desarrollando tratamientos innovadores que facilitan la labor de los internistas y mejoran la calidad de vida de los pacientes. Su compromiso, de hecho, es seguir impulsando el progreso de esta especialidad, garantizando que siga siendo un pilar clave en la atención integral y sostenible del paciente.
Abordaje de las enfermedades crónicas
La Medicina Interna tiene un papel esencial en el abordaje de las enfermedades crónicas y la pluripatología debido a su capacidad de enfoque integral de las diferentes patologías complejas que afectan a múltiples órganos y sistemas, incluyendo su prevención, diagnóstico y tratamiento.
“Es una especialidad vertebradora del sistema sanitario, al igual que Medicina de Familia. Tiene la capacidad para asumir el continuum asistencial del paciente con patologías crónicas; es decir tanto el diagnóstico como el seguimiento clínico. Permite integrar la asistencia poniendo al paciente en el centro de cualquier toma de decisiones y haciendo la atención más eficiente y segura”, señala José Luis Díaz, jefe de Sección de Medicina Interna del Complejo Hospitalario Universitario A Coruña (CHUAC).
La visión integral del paciente es clave en el ámbito ambulatorio y hospitalario, incluyendo urgencias, explica Ana Lorenzo, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid: “Medicina Interna actúa como enlace con la atención primaria (AP) para coordinar el manejo de pacientes complejos y es cada vez más relevante en la hospitalización a domicilio y en el cuidado médico de pacientes quirúrgicos”, dice la experta.
Lo cierto es que el internista no solo es el especialista de referencia en el hospital, sino que su labor se extiende a la asistencia compartida con otras especialidades, la atención sistemática al paciente crónico, la hospitalización a domicilio y en hospital de día, y las unidades de respuesta rápida. Su función vertebradora dentro del sistema sanitario le permite coordinar eficazmente la atención tanto dentro del hospital como con la AP y el ámbito sociosanitario. “Su papel en las enfermedades crónicas, que habitualmente suelen ser comórbidas y complejas, es fundamental porque consigue la necesaria interacción entre profesionales sanitarios y la integración de cuidados”, añade Miguel Camafort, miembro de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca y Unidad de Hipertensión del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona.
El enfoque de este especialista se basa en la visión global del paciente, integrando no solo la patología principal, sino también todas aquellas que afectan su evolución (diabetes, hipertensión, EPOC, insuficiencia cardíaca, etcétera), “lo que nos permite priorizar problemas, minimizar polifarmacia y evitar iatrogenia”, puntualiza Alberto Muela, médico internista del Hospital Universitario de León.
Añade que, precisamente por ello, “la formación transversal de la especialidad nos lleva a asumir un rol de ‘director de orquesta’ cuando es precisa la participación de otras especialidades, garantizando la coherencia de las intervenciones y también coordinando la transición entre los distintos niveles asistenciales”.
Prevención, diagnóstico precoz y AP
A lo largo de las últimas décadas, y al contrario que otras especialidades, la Medicina Interna ha centrado principalmente su actividad en el ámbito hospitalario, sin desarrollar tanto su presencia en centros de salud o centros de especialidades. “La complejidad creciente de la atención sanitaria y la necesidad de un enfoque integral hacia los pacientes crónicos, sin embargo, hacen cada vez más patente que debemos estrechar lazos con la AP y retomar un papel más activo en la prevención y el diagnóstico precoz”, indica el Dr. Muela.
Para ello, explica que es necesario fortalecer la relación con el primer nivel asistencial mediante diferentes estrategias, como la promoción de programas de colaboración con circuitos de derivación ágiles, reuniones clínicas conjuntas para la revisión de casos, protocolos de cribado consensuados y estudios colaborativos sobre enfermedades prevalentes. De hecho, recursos como las unidades de diagnóstico rápido, de hospitalización de pacientes crónicos-complejos, hospital de día, consultas monográficas y telemedicina son ejemplos de cómo la Medicina Interna ha sabido adaptarse y liderar el abordaje de las enfermedades crónicas, según el Dr. Díaz.

Y es que, el diálogo con el primer nivel asistencial es crucial, ya que la Medicina Interna tiene un papel estratégico en el desarrollo de programas de detección precoz de enfermedades relevantes, así como la evaluación personalizada de los riesgos en grupos poblacionales, reduciendo así la carga de enfermedad posterior. “La AP es clave en la prevención y el diagnóstico precoz, al ser el primer contacto del paciente con el sistema de salud. Su coordinación con Medicina Interna, mediante reuniones, protocolos de derivación y el intercambio de información, es esencial para una atención optimizada y personalizada”, señala la Dra Lorenzo.
Para mejorar la prevención y el diagnóstico precoz en Medicina Interna, la Dra. Lorenzo recuerda que resulta fundamental la promoción de la salud a nivel poblacional con estrategias formativas adaptadas al ámbito local, tanto en promoción de estilos de vida saludables como en conocimiento de las enfermedades y su manejo, así como la educación continuada a los profesionales que intervienen en su diagnóstico y tratamiento. “Además, es fundamental la colaboración interdisciplinar que favorezca el trabajo en equipo de los diferentes profesionales involucrados en la atención al paciente mediante la coordinación entre médicos, enfermeros, trabajadores sociales y otros expertos, y tanto a nivel hospitalario como local”, dice.
Ante este panorama y desde la perspectiva que defienden los internistas, “la sectorización de la atención y la creación de la figura del ‘internista de referencia’ son elementos esenciales para garantizar la continuidad asistencial en las patologías crónicas”, propone el Dr. Díaz.
Un enfoque integral
¿Cómo interactúa la Medicina Interna con otras especialidades, como Endocrinología, Cardiología, Nefrología, Reumatología o Neumología para lograr un enfoque integral en el tratamiento de las distintas patologías? “Interactúa en un flujo bidireccional: atiende pacientes con alta comorbilidad derivados por estas especialidades, solicita su apoyo para casos específicos y participa o lidera equipos multidisciplinarios. Esta colaboración se centra en patologías como diabetes tipo 2, insuficiencia cardíaca, enfermedad renal crónica, enfermedades sistémicas, osteoporosis y EPOC”, indica el Dr. Díaz.
Esta especialidad -recuerda la Dra. Lorenzo- constituye el eje vertebrador del diagnóstico temprano y el tratamiento de las diferentes patologías. “Coordina el manejo de pacientes con múltiples enfermedades, priorizando estudios y tratamientos, organizando la intervención de especialidades y adaptándose a la evolución del paciente en distintas áreas patológicas”.
Desafíos de la especialidad
Para el abordaje de los pacientes crónicos complejos, Medicina Interna se enfrenta a diversos retos. “Debe liderar el manejo de patologías múltiples, reforzar su visibilidad, destacar su eficiencia en el sistema sanitario y adaptarse a la era de la inteligencia artificial para optimizar diagnóstico y tratamiento”, señala el Dr. Díaz.
En esta misma línea, el Dr. Muela abunda en la idea de que es fundamental consolidar el liderazgo y la visibilidad de la especialidad dentro de la estructura hospitalaria, reafirmando su papel como eje central de los servicios médicos. “Es clave establecer protocolos de derivación coordinados y fomentar una participación en comités y unidades multidisciplinares”.
Además, apuesta por optimizar la gestión para garantizar una asistencia de calidad en un contexto donde la creciente presión asistencial, sumada a la limitación de recursos humanos, dificulta la atención personalizada y el adecuado seguimiento de los pacientes crónicos. Y recuerda que la implementación de la telemedicina representa un avance significativo, “pero requiere una adecuada formación para los profesionales y una inversión presupuestaria que permita la adquisición de equipos y materiales necesarios”.
También hay que tener en cuenta que el envejecimiento poblacional hará que aumenten las patologías crónicas y la pluripatología, exigiendo un manejo flexible. “La Medicina Interna debe actualizarse constantemente, integrar avances científicos y tecnológicos para una atención personalizada y reforzar la prevención, adaptándose a los cambios del entorno sanitario”, asegura la Dra. Lorenzo. Y añade que, precisamente ello, “la demanda de médicos internistas también será creciente, por lo que deberemos enfrentarnos también a este reto y promover la formación de especialistas de forma dinámica”.
La incorporación de nuevas tecnologías y adaptación del sistema formativo para integrar a los especialistas en dispositivos clave -como hospital de día, hospitalización a domicilio y unidades de diagnóstico rápido- también son un reto que habrá que abordar en los próximos años, como indica el Dr. Camafort.
Impacto de las nuevas tecnologías
Las nuevas tecnologías, el análisis de datos y los métodos de seguimiento de pacientes con inteligencia artificial (IA) impactan de lleno en la especialidad. “Las tecnologías y el análisis de datos mejorarán la Medicina Interna mediante el control remoto de pacientes, la atención domiciliaria y la detección precoz de descompensaciones. La IA, además, optimizará el tiempo clínico, reduciendo la carga administrativa y fortaleciendo la educación del paciente y su cuidador”, asegura la Dra. Lorenzo.
Para el Dr. Muela, las nuevas tecnologías también están transformando el ejercicio de la profesión de internista, ofreciendo un abanico de posibilidades que permite optimizar la atención al paciente y facilita la toma de decisiones clínicas. “La historia clínica electrónica posibilita un acceso inmediato al historial de los pacientes, agilizando la asistencia médica, reduciendo la duplicidad de pruebas y permitiendo realizar ajustes terapéuticos de forma precoz”, asegura.
Y, en el campo de la investigación clínica, el análisis de datos basado en la IA y el machine learning permitirá el uso de base de datos masivas, abriendo la puerta a estudios observaciones y ensayos clínicos con grandes poblaciones”, señala el experto.
A pesar de las innumerables oportunidades que brinda la tecnología, el Dr. Díaz considera que, de momento, no están impactando de lleno en la especialidad. “Es un campo enorme de aprendizaje y desarrollo que nos permitirá conocer mejor a quién atendemos -o debemos atender-, por qué lo atendemos y cómo lo atendemos, y todo ello es una fuente de información esencial para mejorar el ciclo de la calidad asistencial”, concluye.