Las niñas, las mujeres, y las mujeres con lengua predominante diferente: las más vulnerables frente a la identificación del TEA

La prevalencia de autismo más aceptada a nivel mundial se encuentra entre el 1-2%

La edad media de diagnóstico en España está en torno a los 4 años.

Las pseudoterapias vulneran los derechos de las personas con TEA y de sus familias, y pueden poner en verdadero riesgo la salud al colectivo

Aumento de diagnósticos de TEA en más de un 300% en las dos últimas décadas por la mejora en la identificación, y por la inclusión de síntomas menos evidentes.

 

Madrid, 1 Abril de 2025.- La Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP) lamenta que algunos colectivos dentro del espectro autista son más vulnerables al acceso al diagnóstico, o a la atención temprana, como las niñas y las mujeres, o las personas con una lengua predominante diferente, coincidiendo con la celebración este miércoles, día 2, del Día Mundial de la Concienciación del Autismo.

“El trastorno del espectro del autismo (TEA) es una condición del neurodesarrollo temprano. Las personas con autismo presentan desafíos en su comunicación y socialización, así como conductas repetitivas, intereses restringidos, menor tolerancia a los cambios, o respuestas sensoriales atípicas”, detalla la neuropediatra y miembro del Grupo de Trabajo de TDAH y trastornos del Neurodesarrollo de la SENEP, la doctora Aránzazu Hernández-Fabián.

Precisa esta especialista que el autismo se considera un espectro porque “cada persona con autismo es única, con sus fortalezas y sus propias necesidades, requiriendo distintos niveles de apoyo a lo largo de su vida”.

Aumento de diagnosticos en los últimos años

La prevalencia de autismo más aceptada a nivel mundial se encuentra entre el 1-2%, y la edad media de diagnóstico en España está en torno a los 4 años. “En algunos casos se puede realizar un diagnóstico estable a los 2 años de edad, o reconocer signos de alerta incluso antes. Es necesario apoyar la identificación del riesgo de autismo lo antes posible.

Las intervenciones tempranas pueden tener un mayor impacto en el logro de habilidades, y en la autonomía en la vida adulta de la persona con TEA”, asevera esta portavoz de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica.

En las últimas décadas han aumentado los esfuerzos por la identificación temprana del autismo. “Se ha producido un incremento del 300% en las dos últimas décadas en el diagnóstico, y en consecuencia de la demanda de atención temprana para los menores con signos de TEA; en gran parte por la mejora en el acceso al diagnóstico, por la inclusión en el espectro del autismo de personas con síntomas menos evidentes pero que provocan interferencia en su vida diaria, y puede que también por el aumento de algunos factores de riesgo relacionados con el TEA”, explica la doctora Hernández-Fabián.

Eso sí, advierte esta neuropediatra de que la identificación temprana de cualquier trastorno del neurodesarrollo no tiene sentido sin el desarrollo de estrategias de intervención adecuadas. “Se trata de una responsabilidad social asegurar una atención temprana universal, sistemática, específica, y suficientemente intensiva para las personas con TEA, así como el apoyo a sus familias”, añade.

Cuidado con las pseudoterapias y el papel de la Neuropediatria 

En esta línea, la portavoz de SENEP llama la atención sobre las pseudoterapias, prácticas que, “sin evidencia científica que las respalde, contribuyen a generar falsa esperanzas”, como la supuesta cura del autismo; al mismo tiempo que algunas de ellas “pueden poner en verdadero riesgo la salud” de las personas con TEA, además de atentar contra los derechos del colectivo y de sus familias.

“El autismo es una condición que acompaña a la persona a lo largo de su vida. No se trata de una enfermedad, se trata de neurodiversidad. Este año, de la mano de Naciones Unidas, bajo el lema “Fomentar la neurodiversidad y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, podemos poner nuestro foco en la mejora de la atención sanitaria inclusiva, en la educación de calidad, en la accesibilidad en el lugar de trabajo, en la reducción de las desigualdades, y en el diseño de ciudades y de comunidades favorables a las personas con autismo y con otros trastornos del neurodesarrollo”, remarca esta neuropediatra.

Finalmente, recuerda que el neuropediatra desempeña un papel clave en el abordaje del TEA. En las primeras fases, realiza el diagnóstico precoz, y también debe descartar enfermedades orgánicas que puedan estar detrás de la sintomatología TEA, algo para lo que es necesario un entrenamiento y una formación específica. “La acreditación como Área de Capacitación Específica (ACE) en Neuropediatría afianzaría la homogeneidad de formación, la atención sanitaria, y la fortaleza de la especialización pediátrica”, remarca la doctora Aránzazu Hernández-Fabián.

En el seguimiento posterior, el neuropediatra será fundamental para acompañar y orientar a las familias en los recursos necesarios, y para conseguir el máximo potencial de las personas con TEA, trazando con ellos un plan de acción basado en la evidencia, sin caer en las ya mencionadas pseudoterapias.

 

***Fotografía de cabecera: Hospital Sant Joan de Deu

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