La tasa de cobertura de servicios sanitarios para los trastornos mentales en Europa en la población adulta es escasa e insuficiente. Es decir, el porcentaje de personas con una patología mental que reciben algún tipo de tratamiento es, en algunos países, prácticamente nulo y en general, todo el continente suspende. Un nuevo estudio, publicado en The Lancet Regional Health-Europe hace una fotografía muy preocupante de la situación en el continente en este campo, con una escasa cobertura y unas cifras todavía menores si tenemos en cuenta el número de personas que reciben un tratamiento adecuado para su trastorno.
El trabajo, una revisión sistemática de los artículos científicos publicados en las dos últimas décadas sobre este tema, ha contado con la participación del Dr. Jordi Alonso, coordinador del Grupo de Investigación en Servicios sanitarios del Instituto de Investigación del Hospital del Mar y catedrático de Salud Pública de la Universidad Pompeu Fabra. La primera conclusión del estudio, que ha analizado 45 publicaciones, es, según Alonso, que “hay una falta de datos muy importante tanto por países como por trastornos, lo cual dificulta saber cuál es el punto de partida”. El estudio también lo firman investigadores de la Organización Mundial de la Salud, de la Universdad de Verona, en Italia, de la London School of Economics y del King’s College de Londres, en el Reino Unido, y de la Global Mental Health Peer Network.
La revisión ha permitido comprobar como solo en los trastornos mentales graves, como es el caso de la psicosis, los países europeos logran grados elevados de cobertura. Entre el 50% y el 90%, una gran disparidad que no oculta casos de muy baja cobertura. En otras patologías, como la depresión mayor, en países como Bélgica, el 36% de las personas con la patología han recibido algún tratamiento, pero solo el 11% lo han recibido de forma adecuada. En el trastorno por ansiedad, los porcentajes van del 47% de Suecia al 7% de Bulgaria. Y en trastornos por uso de substancias y/o alcohol, los porcentajes de personas adultas que reciben tratamiento son ínfimos. Los colectivos más vulnerables son las mujeres, las minorías sexuales, las minorías étnicas, los inmigrantes y las personas sin hogar. En el caso de los trastornos por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), los datos son tan escasos que resulta difícil hacer un diagnóstico de la situación.
Si vamos a los datos de España, solo una de cada tres personas con cualquier clase de trastorno recibe algún tratamiento. Y menos del 12% lo recibe adecua.do En depresión mayor son el 28% del total, de los cuales, el 18% con un abordaje cuidadoso. En ansiedad las cifras son del 29,5% y el 12%. Pero en trastornos por uso de substancias y alcohol, solo el 5,2% reciben un tratamiento adecuado.
El conjunto de estos datos “ponen en peligro el objetivo de la Organización Mundial de la Salud de lograr un incremento del 50% de la cobertura de tratamiento”, explica el Dr. Alonso. También muestran la gran disparidad y desigualdades en cobertura de servicios sanitarios en el continente, más allá de la Unión Europea. Para revertirlo, los investigadores hacen una serie de recomendaciones, tanto en relación con la oferta como con la demanda. Pero, en primer lugar, reclaman que “hace falta un sistema de monitorización de trastornos mentales europeo que sea harmonizado y continuo”, añade Jordi Alonso.
En relación con la oferta, reclaman más profesionales y más financiación para atender la salud mental de la población, una descentralización de servicios y la integración de éstos a la atención primaria. También, una atención centrada en la persona, trabajar para reducir el estigma e incluir la salud mental en la cobertura universal de salud en todos los países europeos.
En relación con la demanda, campañas educativas sobre salud mental y los servicios existentes, así como para normalizar hablar de salud mental. Apuestan empoderar a los usuarios y promover la participación y el diálogo sobre los tratamientos.