Esta opción reduce desplazamientos y riesgos de infecciones, logra mejores resultados clínicos, facilita la continuidad de los tratamientos, evita ingresos y optimiza recursos
Salud estima que, de forma inicial, se realizarán de 30 a 40 visitas al mes, que beneficiarán a unas 25 personas
El área sanitaria II, con cabecera en Cangas del Narcea, ha puesto en marcha un hospital de día domiciliario para atender a pacientes con enfermedades hematológicas crónicas que requieren tratamientos especializados y frecuentes, pero sin necesidad de ingreso convencional. Esta alternativa permitirá aumentar la calidad de vida de las personas más vulnerables al recibir asistencia especializada en sus hogares. Además, esta opción ayudará a reducir desplazamientos y riesgos de infecciones, mejorar resultados clínicos, facilitar el seguimiento de los tratamientos, evitar ingresos y optimizar recursos.
El programa está orientado a pacientes hematológicos con síndromes mielodisplásicos, leucemias crónicas, linfomas, mieloma múltiple, fragilidad funcional o deterioro físico que impida el traslado frecuente al hospital y que precisen tratamientos programados subcutáneos o transfusionales. Estas personas necesitan un seguimiento permanente, la administración frecuente de fármacos y/o transfusiones y cuidados complejos.
Salud estima que, de forma inicial, se realizarán de 30 a 40 visitas mensuales que beneficiarán a cerca de 25 pacientes hematológicos. Se trata de población muy vulnerable, que hasta ahora tenía que desplazarse, en ocasiones en viajes de varias horas, para recibir atención en el hospital. A partir de ahora, tendrán asistencia integral, segura y cercana en sus propias casas.
El programa comenzó a definirse en septiembre, aunque la fase piloto se ha iniciado este mes y se extenderá hasta enero de 2026, con visitas programadas y un seguimiento clínico hasta su plena consolidación.
El proceso comienza con una citación en la agenda electrónica para realizar un tratamiento en el hospital de día domiciliario. La jornada previa a la visita, el personal de enfermería contacta de forma telefónica o acude a la vivienda del paciente si éste si precisa un análisis de sangre y plantea un cuestionario especifico según la patología de que se trate. Después, el hematólogo prescribe el tratamiento, que se prepara en la farmacia del hospital. Más tarde, durante la vista domiciliaria, la enfermera administra la medicación, monitoriza al enfermo y realiza el registro clínico.
Además, están previstos canales de comunicación directa con el hematólogo ante posibles incidencias y de coordinación con el servicio transfusional, ya que un dispositivo de estas características implica un trabajo en equipo y la colaboración con otros servicios y profesionales.
En este proyecto intervienen principalmente el servicio de hematología (unidad clínica y unidad de banco de sangre), la farmacia hospitalaria y enfermería, además de profesionales de atención primaria y del servicio de paliativos para dar soporte domiciliario y apoyo en fases avanzadas. En caso de complicaciones que no se puedan resolver en el domicilio, se implica el servicio de urgencias hospitalarias. También participan la unidad de trabajo social, para abordar situaciones vulnerables, y la de salud mental, para ofrecer apoyo psicológico.
La coordinación garantiza la continuidad asistencial, la seguridad clínica y la atención centrada en el paciente y su entorno familiar, lo que permite superar las barreras geográficas y optimizar los recursos sanitarios.
*Foto de cabecera: de izquierda a derecha, el gerente del Sespa, Aquilino Alonso; la hematóloga, Intza Anta; Isabel Fernández; el gerente del área sanitaria II, Enrique Sommer; la técnica de cuidados auxiliares de enfermería; Luisa Rodriguez y Lina Oyague, farmacéuticas y Esther Rodríguez, enfermera.
