
Hoy 15 de marzo se conmemora el Día Mundial del Sueño. El eje central de este dia es “Equidad en el sueño para la salud global”. El sueño es esencial para la salud, pero persisten diferencias notables en la salud del sueño entre las poblaciones de todo el mundo. Ello crea cargas adicionales y refuerza las desigualdades en salud.
El Día Mundial del Sueño es una oportunidad para promover la salud del sueño junto con miles de otros profesionales y defensores de la salud del sueño. Cuando todos juntos promovemos la salud del sueño y el #DíaMundialDelDormir, nuestro esfuerzo combinado es mayor que la suma de sus partes. ¡Corre la voz sobre la salud del sueño en el Día Mundial del Sueño y ayuda a elevar la conversación sobre el sueño!
Esta jornada también tiene otro objetivo importante. Tratar de concienciar sobre la importancia de disfrutar de un sueño reparador cada noche, no solo en el plano médico sino también en el aspecto social, centrándose en los buenos hábitos que favorezcan buenos hábitos de descanso.
No olvidemos que hasta un 48% de la población ha sufrido insomnio en alguna ocasión; y entre un 10 y un 28%, además, confirma que se trata de un problema recurrente con los consecuentes inconvenientes que de ello se derivan.
La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que el 48% de la población adulta española y el 25% de la población infantil no tiene un sueño de calidad. Además, al menos un 50% de la población tiene problemas para conciliar el sueño y un 32% se despierta con la sensación de no haber tenido un sueño reparador. El Día Mundial del Sueño intenta llamar nuestra atención para que tomemos medidas para mejorar la calidad de nuestro sueño.

«El sueño es un estado biológico, fisiológico, cíclico (aparece cada 24h), que es reversible pues se puede interrumpir (por un ruido, por ejemplo) y durante el cual el cerebro permanece sumamente activo, mientras dormimos el cerebro está tan activo como en vigilia, solo que se activan otras áreas cerebrales», nos comenta la doctora Milagros Merino, neurofisióloga clínica especialista en medicina del sueño y codirectora de la Unidad de Medicina del sueño de la Unidad de Neurología del Hospital Ruber Internacional.
“Todos necesitamos dormir”, también nos explica la doctora Laura Lillo Triguero, neuróloga experta en sueño y Codirectora de la Unidad de Medicina del Sueño del mismo hospital. «El sueño es un pilar fundamental de nuestra salud porque a pesar de la aparente inactividad participa en múltiples funciones fisiológicas como la consolidación de la memoria, restablece y conserva la energía corporal contribuye a la regulación térmica, activa el sistema inmunológico favoreciendo la respuesta inmune y reduciendo la activación de la cascada inflamatoria, participa en la regulación del sistema endocino-metabólico y favorece la eliminación de residuos celulares y productos de desecho como la beta-amiloide, gracias a la activación del sistema linfático que se encarga de «limpiar el cerebro» de las sustancias que se acumulan durante la vigilia» ha explicado la neuróloga.
Algunas personas tienen afecciones que les impiden dormir lo suficiente, sin importar cuánto se esfuercen. Estos problemas se denominan trastornos del sueño. Es evidente que dormir poco, dormir mal o no conseguir un sueño cotidiano seguido y profundo, puede llegar a ser una tortura. Uno de los problemas más graves de la falta de sueño es que ocasiona múltiples complicaciones en la salud.

«Existen más de 80 trastornos de sueño reconocidos. Los más frecuentes son los insomnios, los trastornos respiratorios del sueño como las apneas o el ronquido, y el síndrome de piernas inquietas. Todos son causa de mal sueño y cada uno de ellos tiene un tratamiento diferente», ha explicado la doctora Merino.
«Por otra parte, la sociedad actual, siempre despierta, tiende a robar horas al suelo por el uso excesivo de las nuevas tecnologías, que disponen de pantallas iluminadas que inhiben la melatonina. La neurohormona inductora del sueño», ha añadido. Y es que cuando utilizamos dispositivos electrónicos como móviles, tablets o portátiles con su brillantísima luz justo antes de ir a dormir, alteramos el delicado reloj interno (sistema circadiano) que adapta el ritmo de nuestro organismo a los ciclos del día y la noche, y permite que el cuerpo esté preparado para dormir o despertarse.
Los niños no son ajenos a los trastornos del sueño. Se estima que entre el 25-30% de las visitas al pediatra están relacionadas con algún problema ligado al sueño, y los padres pueden hacer mucho para ayudar a sus hijos a tener el sueño profundo y reparador que necesitan para crecer, vivir sanos y mantenerse bien despiertos durante el día. «A los padres de niños que duermen mal, les diría el mal sueño de tu hijo, no es normal ni es transitorio y pudiera ser de fácil solución y evitará el insomnio cuando sea adulto».
Cuando se trata de medir qué tan bien dormimos, solemos pensar en la cantidad de horas que dormimos, pero la calidad de nuestro sueño y el impacto que tiene en cómo nos sentimos y funcionamos al día siguiente son igual de importantes. Existen cosas sencillas que pueden mejorar nuestras probabilidades de dormir bien por la noche.
«Se trata de aplicar la sensatez. Intentar tener horarios regulares, evitar cualquier factor estimulante por la tarde como el café, el chocolate, té, tabaco o una actividad física vigorosa. Es aconsejable tomar una cena ligera e intentar sincronizar nuestras actividades con el ciclo de luz-oscuridad, concentrando nuestra actividad por la mañana y el reposo y el descanso con la llegada de la oscuridad» ha recomendado la neuróloga.