La edición de ayer de Redacción Médica publicaba la noticia de que Ciudadanos presentaba en Zaragoza su Programa Marco de cara a las elecciones municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo. Entre las propuestas, han prometido reducir las listas de espera a la mitad en los dos primeros años de legislatura. Una promesa con un más que ligero tufo electoralista.

Se permiten el lujo de afear a los gobiernos regionales actuales el hecho de no tratar de reducir las listas de espera. Es una cuestión de voluntad política y de no priorizar el gasto superfluo, como hacen a menudo los diferentes gobiernos autonómicos argumenta Nacho Martín, portavoz del partido naranja en el Parlament de Cataluña.
También proponen en materia de salud mental ampliar la cobertura de atención psicológica en el Sistema Nacional de Salud (SNS). En una cuestión sí llevan razón: los problemas psicológicos se han incrementado en nuestro país, también en niños. La pandemia de la Covid-19 ha hecho verdaderos estragos entre la población en muchos estratos.
También es absolutamente cierto que el Estado del Bienestar debe proporcionar igualdad de oportunidades para todas las personas. Pero ciertamente existen muchas fisuras porque hay muchas cosas que no funcionan, en particular en la sanidad española en muchos territorios.
Pero las casualidades no existen. Y es en este momento pre electoral cuando empiezan a lanzar propuestas en materias sanitarias. ¿Por qué no han hecho las propuestas antes, y no a mes y medio de la jornada electoral? ¿Acaso el partido naranja prevé un resultado tan nefasto que tiene que empezar a ‘rascar’ votos en diferentes sectores profesionales? Mal camino es ése.
Lo peor de esta noticia es que el partido de Patricia Guasp se permite la licencia de criticar a gobiernos municipales y autónomos, como si la cosa no fuera con ellos. Ellos gobiernas (o forman parte de ellos) en varios gobiernos. Por tanto, lo primero que deberían hacer es revisar esa crítica porque es totalmente improcedente y subjetiva.

La sanidad debe estar al margen de cualquier discusión política. Efectivamente, es uno de los cimientos del Estado del Bienestar. Precisamente por eso, la sanidad, como la justicia o la educación, no puede estar sometida al vaivén del mercadeo político.
Sí, hay que buscar las mejores soluciones para que los profesionales sanitarios ejerzan su trabajo en las mejores condiciones profesionales y materiales. Pero la sanidad no puede ser moneda de cambio, de dimes y diretes políticos.
Hace unos días, el diario El País publicaba un editorial titulado Pacto de Estado por la Sanidad. Un editorial muy acertado, teniendo en cuenta de que las listas de espera siguen muy tensionadas, el personal sanitario está colapsado, existe un problema estructural al que hay enfrentarse, y resolverlo cuanto antes. Esta situación tan caótica no sólo afecta a los profesionales del sector. También a los pacientes, sobre los que recaen los errores y problema del sistema. Por eso urge resolver cuanto antes todas las grietas del sistema. Encarar retos de futuro con firmeza y garantías suficientes. Si llegan nuevas pandemias que nos cojan con los deberes hechos. Pero me temo que no va a ser así. Mientras, el partido naranja a lo suyo.