Prevenir el síndrome del ojo seco

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Fotografía: @masquemedicos

La sequedad ocular, conocida popularmente como “ojo seco” es un problema muy frecuente que puede ser provocado por diversos factores: inmunológicos, ambientales, hormonales o tóxicos. Por este motivo, es muy importante en cada caso, identificar muy claramente cuáles son los motivos que más están influyendo en esta sintomatología, al objeto de poder realizar el tratamiento más personalizado posible.

En muchos casos se trata de una enfermedad de larga duración, cuyos síntomas no es posible hacer desaparecer por completo. Por ello, el objetivo del tratamiento pasa por reducir al máximo la intensidad de los síntomas con el fin de lograr el mayor de bienestar posible en los pacientes.

Existen dos tipos de ojo seco: El ojo seco acuodeficiente es un tipo de ojo seco caracterizado por una disminución en la producción de lágrimas acuosas. La disminución en la producción de lágrimas acuosas puede llevar a síntomas como ardor, picazón, irritación, sensación de cuerpo extraño y visión borrosa. El ojo seco evaporativo es un tipo de ojo seco que se caracteriza por una disminución en la producción de la capa lipídica de las lágrimas o por una mayor evaporación de esta capa. La capa lipídica es esencial para evitar la evaporación excesiva de las lágrimas y mantener la superficie ocular lubricada.

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Fotografía: @ConSalud_Es

Entre los síntomas más habituales que pueden aparecer se encuentra la sensación de cuerpo extraño o de arenilla en los ojos, picor y escozor ocular, “pinchazos oculares”, pesadez de los párpados, “cansancio visual”, fotofobia o visión borrosa fluctuante. Incluso en algunos casos puede presentarse la necesidad de permanecer con los ojos cerrados.

Puede también existir un aumento aparentemente paradójico del lagrimeo que suele deberse a que como la superficie ocular no goza de la hidratación constante que necesita, en un intento de compensar esta deficiencia, que por otra parte no consigue su objetivo, se produce un hiperlagrimeo reflejo.

En todos los casos, el “síndrome de ojo seco” conlleva una inadecuada lubricación de la superficie ocular. Ello provoca la aparición de síntomas que en ocasiones pueden resultar muy intensos, molestos, incluso limitantes para la actividad habitual de quién lo padece y que afectan a su calidad de vida. Por ello, es preciso añadir a la hidratación natural que proporciona nuestra lágrima, un aporte de lágrimas artificiales y otros geles o pomadas que mantengan adecuadamente lubricada, de día y de noche, la superficie ocular.

Como norma general, este síntoma también es más frecuente en personas de tercera edad, debido al envejecimiento celular, porque las células responsables de producir lágrimas de manera constante tienden a atrofiarse.

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Fotografía: E Retina

En cualquier caso, ponemos sobre la mesa un decálogo de consejos para prevenir el ojo seco:

  1. Hidratación adecuada: asegurarse de mantener una buena hidratación bebiendo suficiente agua a lo largo del día.
  2. Parpadeo frecuente: parpadear con regularidad ayuda a distribuir lágrimas y mantener la superficie ocular húmeda. Es imprescindible parpadear más a menudo cuando se esté concentrado en pantallas u otras actividades que reduzcan la frecuencia de parpadeo.
  3. Descansos visuales: es importante realizar pausas cortas durante actividades prolongadas frente a una pantalla (computadora, teléfono, etc.) para descansar los ojos.
  4. Uso de lágrimas artificiales: aplicar lágrimas artificiales según sea necesario para mantener los ojos lubricados. La elección de gotas que no contengan conservantes si se necesita usarlas con frecuencia.
  5. Ajustes ambientales: se debe mantener una buena humedad en el entorno, especialmente en habitaciones con calefacción o aire acondicionado. Uso un humidificador si es necesario.
  6. Protección ocular: usar gafas de sol que bloqueen los rayos UV y protejan contra el viento. Esto es especialmente importante en climas secos y soleados.
  7. Evitar ambientes con humo: el humo, ya sea de tabaco u otros tipos, puede irritar los ojos y contribuir a la sequedad. Evitar estar en áreas con humo.

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    Fotografía: @TopDoctors
  8. Ajustar la iluminación: asegúrate de tener una iluminación adecuada al leer o trabajar. La luz excesiva o insuficiente puede contribuir a la fatiga ocular.
  9. Dieta equilibrada: consumir alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como pescado, nueces y semillas, ya que pueden ayudar a mantener la salud ocular.
  10. Consultar a un profesional: si se experimenta sequedad ocular persistente, se debe accudir a un oftalmólogo. Puede ser necesario realizar exámenes oculares para identificar posibles causas subyacentes y recibir un tratamiento adecuado.

No obstante, es importante considerar que éstos son exclusivamente consejos generales. Cada paciente puede tener unas peculiaridades que le resultan muy personalizadas. Por tanto, lo más recomendable ante la aparición de síntomas reiterados es acudir al oftalmólogo, que es quien última instancia debe confirmar el diagnóstico y determinar un tratamiento.

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